CRíTICA: «Peso pesado»
La crisis obliga a buscar ingresos atípicos para cultura
Mikel INSAUSTI
Soy el primer sorprendido al verme a mí mismo riendo con una comedia protagonizada por Kevin James. Le cogí manía a raíz de sus emparejamientos con Adam Sandler, otro cómico en apuros. Y ya en solitario, tanto «Superpoli de centro comercial» como «Zooloco» me parecieron un insulto al humor. Mi error tal vez haya sido no seguirle en la serie televisiva «El rey de Queens», por la que ha recibido mejores críticas y donde sí deja entrever un interés por la comedia de trasfondo social, en consonancia con su papel de repartidor en un barrio obrero, aquejado por los problemas diarios relacionados con su matrimonio.
Tampoco voy a decir que «Peso pesado» sea un comedia social tal cual, pero sí que muestra una preocupación por las consecuencias de la crisis económica y en cómo los recortes presupuestarios afectan a la cultura. Kevin James se ha implicado personalmente en la película, coescribiendo un guión a su medida física sin descuidar otros aspectos relacionados con la actividad creativa. Encarna a un profesor de biología que se siente comprometido con su instituto, cuando la dirección anuncia la retirada de fondos al aula de música. Para salvar la orquesta del centro buscará una forma solidaria de financiación alternativa, participando en combates profesionales de artes marciales mixtas, a pesar de que solamente llegó a practicar algún tipo de lucha en su época de estudiante.
Me gusta que un humorista emplee una metáfora tan directa, en cuanto que está presentando a un tipo dispuesto a jugarse la vida en una jaula, ya que ni siquiera se trata de un ring, por una causa en la que ya nadie parece creer. Con cada golpe recibido, con cada cicatriz de su cuerpo, lanza un mensaje contra la pasividad del profesorado. Y lo hace apelando al viejo espíritu de sacrificio contenido en «Rocky». Viene a decir que vivimos tiempos difíciles en los que hay que dar un paso al frente y no esconderse. Es buenísimo el gag en que se pone de pie durante la asamblea de profesores para alzar su voz, y el colega que está a su lado se cambia de asiento rapidamente.