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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Quieren volver a la Plaza de Oriente

Algunas y algunos llevan toda la vida alardeando de cosmopolitas, ciudadanas del mundo, etc. al tiempo que achacaban a «los nacionalistas» todo lo contrario. Sin embargo, no hace falta rascar más que un poquito para darse cuenta de que realmente son más españoles que un botijo y nacionalistas como la copa de un pino. El aniversario de la Constitución española nos ha dado el último ejemplo. Así, «El Mundo» -una todavía se acuerda lo que prometía ese diario en su campaña de lanzamiento por estos lares- vestía sus páginas de rojigualda y adelantaba por la derecha al resto de la caverna. En Primera, con dos fotos llenas de piperpotos, el diario de Pedro J. destacaba que «La Constitución se celebra por primera vez en las calles», en referencia a las concentraciones que hubo en Madrid y en Barcelona, mientras que en el editorial aplaudía «el mérito de reunir a miles de personas sin el respaldo institucional ni el aliento de los partidos mayoritarios». Luego ya, en páginas interiores llegaba el despliegue, con hasta siete páginas a todo color dedicadas al tema. Los no nacionalistas...

En un de esas páginas, Victoria Prego, la misma del «¡a por ellos!», se preguntaba si «eran muchos o eran pocos los que se concentraron en cada una de las dos ciudades», a lo que ella misma se respondía diciendo que «eran muchísimos, sencillamente porque antes no era ninguno». Brillante el argumento. Luego, alentada por el espectáculo cañí, advertía de que «el pueblo ha roto a hablar y, si las cosas siguen tensándose en los términos de ruptura secesionista que estamos presenciando, seguramente no volverá a callarse». Si afinara un poco el oído, la madrileña se daría cuenta de que en este país el pueblo lleva tiempo hablando alto y claro sin que ni ella ni los suyos quieran hacerle caso. Pero para Prego, «hay que saludar y aplaudir la manifestación de ayer como la primera, pero ya no la última, exhibición pública de la honda vinculación de los españoles con su patria». Pues si reunir a un puñado de ultras representa la «honda vinculación de los españoles con su patria», ya pueden ir apagando las luces. Además, eso ya lo hacían antes en la Plaza de Oriente y entonces se juntaban muchos más. Quien no se consuela...

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