Un fuerte temblor de tierra de magnitud 7,3 sacudió ayer el noreste de Japón y se llegó a sentir en Tokio, a casi 500 kilómetros, provocando una decena de heridos y un tsunami de un metro de altura, además de hacer revivir el terremoto de 2011.

El terremoto tuvo lugar a las 17.18, hora local, a lo largo de la costa de Tohoku (región del noreste), con un hipocentro situado a diez kilómetros de profundidad. Se sintió en varios kilómetros alrededor y, en primer lugar, en las prefecturas más afectadas por el seísmo de magnitud 9 del 11 de marzo del año pasado, que fue seguido de un tsunami, causando unos 20.000 muertos.

A las 19.45 la televisión pública NHK dio cuenta de diez heridos en Tohoku, entre ellas una anciana hospitalizada por una caída cuando huía.

La agencia meteorológica aseguró que el sistema de alerta a la población había funcionado. Unos segundos antes del temblor, las autoridades y medios audiovisuales lanzaron una señal de advertencia a los habitantes de las zonas afectadas. La alerta de tsunami se lanzó cinco minutos después del terremoto para toda la costa noreste, y dos horas más tarde se levantó. Una serie de olas, la mayor de un metro de altura, alcanzó las tres prefecturas de Tohoku (Miyagi, Iwate y Fukushima).

La NHK añadió que en Miyagi unas 17.700 personas dejaron sus viviendas para alcanzar lugares más altos.

Los trenes rápidos Shinkansen en dirección al noreste fueron suspendidos y el servicio se reanudó por fases durante la noche. El tráfico aéreo también recuperó la normalidad en los aeropuertos de Tokio, Narita y Haneda tras ser suspendido durante algún tiempo.