La Vanguardia, Quim Monzó 2012/12/7
Los ilustres abogados
Una candidata a decana del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid ha tenido que emitir un comunicado para desmentir los rumores que corren por aquella ciudad y que la relacionan con Catalunya. La candidata se llama Sonia Gumpert y el comunicado dice cosas como: «Ante la posible victoria de la candidatura de Sonia Gumpert y viendo que su programa es incuestionable (...) ciertos círculos del poder y candidaturas próximas al mismo han hecho correr interesadamente un rumor que (...) consiste en vincular la mentada candidatura con Cataluña. (...) Ello nos obliga, por primera vez, a no hablar del programa y aclarar que, no teniendo nada contra los catalanes, ninguno de los 14 diputados son catalanes. (...) Nuestra voluntad de servicio es sincera, pura y no sirve a otro interés que el bien de la abogacía colegiada y, de ninguna manera, a un supuesto interés de una muy injusta y errónea atribución de catalanidad. (...) Cuando los candidatos (...) son y se sienten radicalmente españoles, no merecen que, en función de una coyuntura política determinada, se pretenda confundir o dejar de ponderar el programa electoral, la nobleza espiritual, la competencia profesional y la moralidad de los candidatos...». Etcétera.
Que en el Colegio de Abogados de Madrid una candidata a decana tenga que hacer una declaración como esta sería sorprendente si no fuese que ya no sorprende casi nada de lo que está pasando en España. (...) Que la sospecha de que algún miembro de la candidatura de Sonia Gumpert tenga relación con Catalunya sea un estigma que pueda hacer que no consiga el voto de los abogados colegiados demuestra el grado de xenofobia a que están llegando en según qué instancias. (...) ¿Qué quiere decir todo eso? ¿Que si alguno de los catorce diputados tuviese algún tipo de relación con Catalunya estaría deshonrado por una especie de pecado original y, con él, la candidatura entera? (...) Cómo me acuerdo de aquel spot de hace unas semanas, durante la campaña electoral, en que, uno tras el otro, varios alcaldes de ciudades españolas nos explicaban hasta qué punto nos aman y, para rematar cada intervención, cada uno de ellos decía la frase «¡Nos gusta Cataluña!». Joder, si no les gustase.