Con un día de retraso y tras una intensa noche de negociaciones, los presentes acordaron un nuevo periodo de compromiso de Kioto de ocho años, sin contar con Japón, Rusia, Canadá y Nueva Zelanda. El problema es que los Estados que se han comprometido a reducir sus emisiones durante el segundo periodo de Kioto, con los de la UE, Australia y Noruega a la cabeza, generan poco más del 15 % del total de emisiones contaminantes mundiales. EEUU nunca llegó a ratificar la primera parte del Protocolo de Kioto y tampoco se ha sumado a este segundo periodo.

Las potencias mundiales trataron de explicar su postura en sus intervenciones, y los más vulnerables lanzaron nuevos SOS. En nombre de los pequeños Estados-isla, el portavoz de Nauru incidió en la importancia de la financiación para mitigación y adaptación, «algo que esperamos conseguir el año que viene, de lo contrario estos Estados desaparecerán», advirtió.

El Fondo para la Conservación de la Vida Salvaje (WWF, por sus siglas en inglés) ha denunciado el acuerdo «débil e irreal» alcanzado. «Los negociadores de Doha no han cumplido ni siquiera las expectativas mínimas. La COP-18 acaba sin un aumento de ambición en la reducción de emisiones, sin compromisos financieros concretos en la magnitud necesaria y apenas hay avances en las bases para pactar un nuevo acuerdo global en 2015 que sea suficientemente ambicioso, justo y vinculante», denuncia el grupo ecologista.

La burla de los ricos

«Lo que la ciencia nos dice y lo que millones de personas de todo el mundo han experimentado este año es que combatir el cambio climático es muy urgente», aseguró Samantha Smith, responsable de la iniciativa global de Cambio Climático de WWF Internacional.

«Algunos países desarrollados se han burlado de las negociaciones alejándose de sus compromisos anteriores y negándose a asumir otros nuevos. Y para empeorar las cosas, un grupo de países -Polonia, Rusia, Canadá, Estados Unidos y Japón- pusieron las negociaciones entre la espada y la pared», añadió Samantha Smith.