Jaunarena 22

Untoria 20

A pesar de su apariencia tranquila, Jon Jaunarena es un gran aficionado a la Fórmula 1, al motor y al mundo de la velocidad, algo que ha conseguido trasladar a su ámbito profesional. Como si tuviera prisa con medirse con los más grandes, el delantero de Leitza, con solo 20 años y en su segundo año como profesional, ha batido todos los récords de precocidad y desde ayer es el único pelotari capaz de conseguir todos los títulos de segunda o Promoción en un solo año; un 2012 que redondeó al vencer a Álvaro Untoria en una disputadísima final.

Si hay un factor determinante en el deporte profesional de hoy en día, sea cual sea la modalidad o especialidad, ese es la velocidad y está claro que, con dos manos prodigiosas, Jon Jaunarena tiene una más que el resto de jóvenes promesas con las que todavía se codea en los primeros partidos de los festivales. Cuando sus herramientas se lo permiten, la pelota sale con un brillo especial de las manos -ambas manos- de Jon Jaunarena, y ese ha sido el factor determinante en este año tan brillante y redondo.

Inicio arrollador

Esa potencia en los pelotazos, con el saque como mejor exponente, fue la clave en la que se cimentó el delantero de Leitza para anotarse de inicio un 7-0 que parecía dejar sentenciada la final de la jaula de promoción. El delantero de Aspe salió enchufadísimo y dejó sin capacidad de respuesta a un Álvaro Untoria al que habitualmente le cuesta arrancar en sus partidos.

Sin embargo, un pelotazo de Jaunarena a la chapa permitió al najerino robarle el saque a su rival y, ya con su material, comenzó a carburar el motor del zaguero riojano, que también dejó su sello en un Labrit abarrotado.

Sin el golpe espectacular de los zagueros de nuevo cuño, la constancia y la entrega son las señas de identidad del de Asegarce que, bien aderezadas con el dos paredes de zurda, le han permitido recuperar el orgullo de los zagueros en una distancia que les parecía prohibida.

Mientras que Jon Jaunarena tenía claro que sus opciones pasaban por intentar terminar los tantos cuanto antes, Untoria vio que prácticamente todos los peloteos que se alargaban terminaban cayendo a su favor, por lo que apostó por darle más pausa al partido, una estrategia que no solo le sirvió para recortar esa enorme desventaja que cogió al comienzo del choque, sino que incluso le dio pequeñas rentas a su favor en el ecuador de la final (11-12 y 13-14).

El restó también trajo algún que otro quebradero de cabeza al navarro que, no obstante, con algo de suerte en un par de remates que murieron un milímetro por encima de la chapa, recuperó el mando de la final, logrando incluso una renta que volvía a parecer determinante.

Sin embargo, Untoria volvió a ser capaz de mantenerse a rebufo, de nuevo con el peloteo y el saque como argumentos, y volvió a colocarse a su estela cuando la fortuna se puso de su parte en el tanto que supuso el 21-20. Pero Jaunarena tenía prisa por entrar en el selecto club de Retegi II, Arretxe, Martínez de Irujo y Olaizola II, pelotaris que han ganado las tres txapelas -en primera, y solo Julián y Juan en el mismo año-, se la jugó y la txapela viajó a Leitza.