CRíTICA: «Una pistola en cada mano»
La decadencia de los hombres en la sociedad moderna
Mikel INSAUSTI
El título de western está muy bien escogido para referirse a las cosas de hombres, porque no ha habido género que se haya identificado tradicionalmente más con el elemento masculino. En el segmento protagonizado por Ricardo Darín y Luis Tosar, el argentino quiere acordarse de un actor grande y fuerte que hacía de vaquero, pero al gallego tampoco le viene el nombre. Al final recordarán que se trataba de John Wayne, y esa amnesia temporal viene a significar que aquel tipo de macho seguro de si mismo ha pasado al olvido en apenas medio siglo.
Pero el diálogo más esclarecedor de «Una pistola en cada mano» tiene lugar en el último tramo, cuando Alberto San Juan y Leonor Watling charlan en el interior del coche de camino a la fiesta en la cual se reunirán personajes vistos en los cinco segmentos que componen esta película episódica. Él dice: «Nosotros hablamos de cosas importantes, no como vosotras». A lo que ella contesta: «Tienes razón. Nosotras sólo hablamos de nuestras parejas». Queda claro que por la boca muere el pez macho, cuyas actitudes genéricas están fuera de lugar y son puestas en evidencia dentro de un contexto cada vez más igualitario.
La decadencia del tipo de hombre dominante es la constante por la que se rige el nuevo largometraje del catalán Cesc Gay, todo un experto en cine coral. Ahora bien, los diálogos funcionan mejor cuando ellos están solos y hacen sus confesiones, no tanto frente a mujeres que les colocan siempre en situaciones ridículas un tanto manidas. Ejemplo de lo primero es la sincera charla inicial que mantienen Eduard Fernández y Leonardo Sbaraglia, como dos viejos amigos que se reencuentran y no necesitan mucho tiempo para reconocer lo mal que se encuentran, a pesar de que han seguido caminos diferentes. De lo segundo resulta muy ilustrativo el segmento en que Candela Peña gasta una broma a Eduardo Noriega, compañero de trabajo que se le ha insinuado sexualmente aún estando casado. A estas alturas sobra la lección aleccionadora sobre el cazador cazado.