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«Nadie se prepara para la guerra pero el miedo está creciendo»

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Ahmed Hawary
Miembro del Partido de la Constitución egipcio

Ahmed Hawary es uno de los diez miembros del Consejo Político del Partido de la Constitución, la formación encabezada por el premio Nobel de la Paz, Mohamed El Baradei, y que a su vez encabeza el Frente Nacional de Salvación, la mayor plataforma opositora del país norafricano.

Alberto PRADILLA | EL CAIRO

«Estamos en contra del proyecto de Constitución y también del referéndum. Sin embargo, todavía no hemos declarado el boicot. Es una opción y nos posiconaremos, probablemente mañana». Ahmed Hawary, miembro de la dirección política del Partido de la Constitución, formación liderada por el premio Nobel de la Paz Mohamed El Baradei, intenta arrojar luz sobre el gran debate abierto en la oposición egipcia: boicotear las votaciones sobre la Carta Magna previstas para el sábado o iniciar una campaña exprés por el «no» con el objetivo de tumbar el proyecto en las urnas. Todas las opciones están en el aire. Las grandes manifestaciones previstas para hoy y la posición de los jueces, que todavía tienen que anunciar si supervisarán la consulta, tendrán peso específico en la última decisión. Por ahora, los detractores de Mohamed Morsi se limitan a «rechazar» la cita electoral y dejar correr el reloj. El posicionamiento de El Baradei será clave, ya que él es uno de los líderes del Frente Nacional de Salvación, la plataforma que une a progresistas, liberales e incluso miembros del antiguo régimen de Hosni Mubarak contra el Ejecutivo islamista.

«Este referéndum provoca una división mayor de la que imaginamos», asegura. Una fractura social que volverá a escenificarse hoy con la convocatoria de dos marchas. La opositora, que desembocará, un día más, frente al palacio presidencial, y la de los Hermanos Musulmanes, que marcharán en dos mezquitas cercanas. Ambos actos estarán separados por apenas un kilómetro. Una distancia exigua para una enorme ciudad como El Cairo. Tras los disturbios de hace una semana, que dejaron siete muertos y cerca de un millar de heridos, hay miedo a una escalada violenta.

«Es la primera vez en la que vemos al pueblo egipcio cerca de una guerra civil», afirma Hawary. Tras una pausa, matiza sus palabras. «La confrontación civil es ahora una escala más comprensible que nunca. Nunca pensamos que fuese una opción pero ahora, con este tipo de división, con unas milicias que apoyan al régimen...» La pregunta es obvia: ¿se prepara la oposición para un choque armado? «Nadie se está preparando. Ni siquiera los Hermanos Muslmanes», indica, para añadir que este «es un miedo que está creciendo. No creo que ni siquiera la gente que lleva armas, en cualquier lugar del mundo, quisiese una guerra civil, sino presionar a sus oponentes. Sin embargo, para ser franco es un miedo, antes inimaginable».

«Morsi ha cruzado el límite»

En la última semana, Morsi ha movido ficha, aunque muy por debajo de las demandas opositoras. Canceló el decreto que le otorgaba poderes extraordinarios pero mantuvo el referéndum. Ahora, la situación se define por la tensa calma y los llamamientos a la protesta. «Lo que ocurre aquí es muy simple. Tenemos a un autoproclamado dictador que está imponiendo un referéndum y una oposición liderada por la gente. Estamos detrás del pueblo, sus demandas y su reacción es mucho más rápida y más elevada que la de los políticos», afirma el representante del Partido de la Constitución. Ellos no llaman a derribar el Gobierno islamista, aunque estas consignas ya se escuchan entre los acampados frente a la sede del Ejecutivo. «Para nosotros, Morsi ha cruzado el límite. Pero si hay una oportunidad de parar los enfrentamientos, la aprovecharemos. Si nos muestra seriedad y compromiso para abordar conversaciones, acudieremos», afirma, recordando los puntos básicos que incluyen sus demandas: cancelar el decreto (algo que ya ha ocurrido), paralizar el referéndum y volver a reunir a una asamblea constituyente «verdaderamente representativa». Fuera de estos puntos, no hay nada que hablar. «Cualquier gesto por debajo de estas exigencias garantiza que la gente siga en la calle. Si las acepta, hay una oportunidad, aunque también puede que la población siga manifestándose», indica.

«El Ejército puede aprovechar»

La composición del bloque opositor ha generado suspicacias. No solo entre los Hermanos Musulmanes, que acusan a El Baradei de aliarse con el antiguo régimen. También entre los jóvenes revolucionarios. Hawary se defiende. «¿A quién consideramos «fulul» (término que define a los seguidores del antiguo régimen)? Existen responsables de sostener el sistema corrupto. Pero también ciudadanos comunes que, hasta cierto punto, apoyaron este sistema pero que no participaron de la corrupción y tenían un miedo mayor que Mubarak, que eran los Hermanos Musulmanes. Le apoyaron por su agenda clara contra ellos. Estas personas antes no seguían la revolución y ahora sí les ofrecemos lo que necesitan. Esto es un éxito, porque hemos ampliado nuestras bases». Sobre Amr Musa, antiguo ministro de Exteriores con Mubarak y ahora cabeza visible del Frente Nacional de Salvación, el político egipcio asegura que «no estuvo envuelto en ninguna matanza». Sin embargo, su figura sigue generando controversia entre muchos de los manifestantes.

La fractura que sufre Egipto ha reavivado también las alarmas sobre el posible intento del Ejército (omnipresente en la vida política del país durante cinco décadas) para retomar el poder. Un temor compartido por Hawary. «El Ejército puede aprovechar esta situación. Pero esto es provocado por la falta de cultura de consenso del régimen. Si hubiesen aceptado nuestras demandas, nos sentaríamos y dejaríamos las manifestaciones», afirma. El opositor asegura que él ya participó en las marchas contra la Junta Militar, por lo que «no aceptaré» un nuevo régimen basado en los cuarteles. Finalmente, vuelve a dejar la pelota en el campo de los islamistas. «Si se escala en los enfrentamientos, volverá a haber sangre en las calles. Y en este punto, si el Ejército interviene, será aplaudido por la gente, lo cual será una situación muy extraña», advierte.

 

los «fulul»

«Hay personas que apoyaron al antiguo régimen porque tenían un miedo mayor que Mubarak: los Hermanos Musulmanes. Ellos no participaron de la corrupción»

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