«Tenemos casi el consenso total para la cooficilidad en Corsica»
Biancarelli es representante del Partido Comunista en la coalición Frente de Izquierda de Corsica. Esta formación lidera la Asamblea corsa desde 2010 junto con el Partido Socialista y el Partido Radical de Izquierda. Biancarelli forma también parte del comité de redacción del estatuto sobre la lengua corsa.
Idoia ERASO | URRUÑA
Ayer se presentó en la Asamblea corsa una moción para que el corso se convierta en lengua oficial de la isla mediterránea junto con el francés. Se trata de una iniciativa innovadora en un Estado en el que el segundo artículo de la Constitución establece que «la lengua de la República es el francés».
Una delegación de la Colectividad Territorial Corsa viajó recientemente a Euskal Herria para conocer las políticas lingüísticas para promover la recuperación del euskara.
¿Cuál es la situación institucional de la lengua en Corsica?
En 2002 se votó un plan para la promoción del corso. Ahora, con la nueva mayoría en el Consejo Regional decidimos hacer un balance de la situación de la transmisión de la lengua y nos dimos cuenta de que los resultados no eran los esperados. Sentimos temor ante la posibilidad de perder el corso. Un temor similar al que podéis haber experimentado aquí en Euskal Herria con respecto al euskara. Por ello, impulsamos una moción en la Asamblea de Corsica que logró una amplia mayoría para pedir la cooficialidad de ambas lenguas, para que sea una herramienta para la promoción de la lengua. La idea es encontrar los medios, entre otros la cooficialidad, para impulsar la transmisión de la lengua.
¿Qué les ha motivado a visitar Euskal Herria?
El viaje nos ha servido para estudiar los pasos que podemos dar de cara a diseñar nuestro propio modelo lingüístico. No es suficiente con decir que habrá una cooficialidad, también hay que construir un modelo y que este sea incluyente. Evidentemente, en la Asamblea no todo el mundo está de acuerdo; están los nacionalistas y los nacionalistas moderados o autonomistas que quieren integrar cuestiones diferentes a las que plantea mi grupo, el Frente de Izquierda, que está a favor de la cooficialidad pero no necesariamente con el mismo modelo de sociedad. Eso es lo que estamos tratando de decidir.
Estamos buscando y preguntando para ver qué se ha hecho en otros lugares y qué resultados han obtenido. Por ello hemos visitado los siete territorios del País Vasco para conocer cada sistema de organización. Nos estamos informando para poder crear nuestro propio modelo.
¿Qué aspecto destacaría de esta visita?
Lo que realmente nos ha llamado la atención es que hay una mayor implicación del medio asociativo en el País Vasco que en Corsica. Allí el tema de la lengua se ha dejado en manos de las instituciones. En los años 70 había muchas asociaciones, pero en un momento determinado se dejó en manos de la educación y de las instituciones.
Nos hemos dado cuenta de que hay muchas asociaciones en el País Vasco que han interiorizado la transmisión de la lengua, y eso, a mi juicio, es la clave. También lo es, en mi opinión personal, la forma de convencer y no de imponer. Así, la población puede volver hacer suya la transmisión de la lengua y no abandonarla en la escuela, aunque también es necesario que la escuela sea un vehículo de transmisión.
¿Cual es la situación de la lengua en Corsica?
Estamos en un 20% de hablantes. Se habla todavía, se escucha en la calle y hay personas que entre ellas solo hablan en corso, pero cada año perdemos un gran número hablantes. Estamos en una situación muy difícil. Y aunque tengamos la imagen de un pueblo que ha mantenido su lengua, el corso está desapareciendo.
¿Las nuevas generaciones conocen menos el corso que las de antes?
Por supuesto, porque no se transmite como antes en el medio familiar. Es clara la prevalencia del francés en el medio social, por lo que el corso tiene que recuperar su papel de lengua social, tiene que volver a ser la lengua afectiva de todos los días.
La cooficialidad se presentará en diciembre ¿Cuál va ser su desarrollo?
Hay un proyecto que será presentado por el Consejo Ejecutivo, del que todavía no se conoce su contenido completo, y habrá un debate en la Asamblea corsa con todos los grupos políticos. Hemos ganado una batalla, ya que casi hemos logrado que entre todos los partidos haya un consenso sobre la cooficialidad del corso. Ahora, la cuestión se va a centrar en el contenido, que luego tendrá que ser ratificado. Este es el paso más complicado porque requiere de un cambio en la Constitución.
En mi grupo el cambio de la Constitución no supone un problema. Lo que nosotros planteamos es la búsqueda de un camino viable. Nuestra idea es la de ser maximalistas, luego ya tendremos otras maneras de avanzar. En mi opinión, cabe el riesgo de que nos demos de bruces con una puerta cerrada si queremos ir demasiado lejos. El objetivo es salvar nuestra lengua, por lo que si el debate se retrasa diez años será demasiado tarde. Si vamos poco a poco, tal vez las cosas serán tan naturales dentro de diez años que todo pasará de forma diferente.
También creo que se trata de convencer a la población de que haga suya la cuestión de la transmisión. Evidentemente, hay que dotarle de medios y las escuelas deben enseñar el corso. Pero nuestro principal problema en estos momentos es que no tenemos suficientes profesores y que hemos dejado la transmisión de la lengua únicamente en manos del sistema educativo
Para lograr ese cambio en la Constitución, tal vez se debería hacer un trabajo colectivo junto con otras regiones que también tienen lenguas regionales.
Sería muy interesante. El problema es que no todos estamos al mismo nivel de competencias y exigencias. Ha habido contactos pero no está claro que todas las regiones vayan a participar. Pero, por supuesto, sería totalmente lógico e interesante que se diera de esta manera.
«Estamos en una situación que no deja lugar al optimismo. Aunque tengamos la imagen de un pueblo que ha mantenido su lengua, el corso está desapareciendo»