El inesperado lanzamiento de un misil de largo alcance ha vuelto a imponer el dossier de Corea del Norte en la agenda de Barack Obama, reelegido como presidente de EEUU sin haber sido capaz en su primer mandato de influir en el comportamiento de Pyongyang, ya fuera a través de compromisos o de sanciones.

Washington tildó de «altamente provocador» el ensayo y pidió una «respuesta» de la comunidad inter- nacional, pero Obama no se ha pronunciado.

Para algunos analistas, la actual política de EEUU de ver estos ensayos como intentos imprudentes realizados por un país tecnológicamente atrasado «ya no es aceptable», porque se ha demostrado que, además de China y la extinta URSS, «Corea del Norte es el único país no aliado de EEUU que ha desarrollado una tecnología de misiles de largo alcance que podrían llegar a territorio estadounidense».

Ed Royce, futuro presidente republicano de la Comisión de Exteriores de la Cámara de Representantes y azote de Corea del Norte, reclamó que la política de EEUU con ese país comunista se dote de «energía, creatividad e intensidad» frente a la actual estrategia «poco imaginativa y anticuada».

Durante la campaña, Obama prometió una política de «compromiso» con los «enemigos» de EEUU: Irán, Cuba y Corea del Norte. Sus detractores le acusan de no haber tratado seriamente la «principal amenaza» de Extremo Oriente.

Ayer, China insistió en pedir a la ONU una respuesta «prudente, apropiada y favorable a la paz y la estabilidad en la península coreana» para evitar una escala- da de la tensión. No se descarta que recurra a su derecho de veto en el Consejo de Seguridad para bloquear una resolución de consecuencias duras, ya que se opone a «sanciones radicales» contra Pyongyang.

Los expertos reiteraron, en base a hipótesis dado el hermetismo norcoreano, que el ensayo del miércoles le ha servido a Kim Jong-un para consolidar su autoridad cuando cumple casi un año en el poder, aunque también dijeron que puede aumentar el aislamiento y la miseria en el país.