Asiain, Cervera, la Guardia Civil y el «Diario de Navarra». ¿A quién creer cuando lo razonable es no creer a nadie? Cualquier intento de establecer jerarquías en materia de credibilidad entre los citados es perder el tiempo. La experiencia nos aconseja poner en cuarentena cuanto nos llegue de cualquiera de estos cuatro. Mejor no dejarse llevar por la palabrería y hacerse preguntas más afiladas que las que nos sugieren.

Víctima, lo que se dice víctima, hay una indiscutible, la sociedad. Navarra tenía en su día dos importantes cajas de ahorros, que luego fueron una sola que ahora no es nada. Una larga trayectoria truncada por ambiciones e ineptitudes en un ambiente de corrupción nauseabundo. Navarra, antes arruinada que unida al resto de Euskal Herria, se trate de cajas de ahorro o de cualquier otra cosa. Arruinada, atada, amordazada y lo que haga falta.

Uno puede lanzar todo tipo de hipótesis sobre el affaire Cervera-Asiain y es posible que nunca sepamos qué hay detrás de este aparente vodevil, como nunca hemos llegado a conocer en profundidad las tramas Urralburu-Otano... De hecho, mucho dinero nunca llegó a aparecer y no se devolvió lo robado, claro. Pero creo que seríamos muy ingenuos si no miráramos más allá de la opereta que nos muestran. ¿A qué viene ahora este numerito? ¿Por qué siempre que se abren grietas en la hegemonía del navarroespañolismo se desatan operaciones oscuras para eliminar traumáticamente de la circulación a determinados personajes?

Golpe sobre la mesa, mensaje sobre líneas rojas, aviso a navegantes,... ¿qué está ocurriendo?

La CAN es una bomba de relojería. O puede serlo si nadie la desactiva. Así lo percibe la élite política, económica y mediática de Navarra. Hay tanta mierda bajo la alfombra que amenaza con llegar al techo. Y esto no es todo. ¿Qué quedaría de la imagen de la Navarra foral y española si todo esto aflorara y fuera conocido por la ciudadanía?

Más allá de lo que haya detrás de este numerito de novela negra que nos han ofrecido, es conveniente recordar que la derecha navarra ha acreditado una notable carencia de escrúpulos cuando de defender su predominio se trata. Todo vale para evitar el cambio. ¡Y cuidadito con cruzarse en su camino! Cualquiera puede caer, por muy prestigioso que sea o se crea en esa propia derecha! Que se lo pregunten a Jaime Ignacio del Burgo, devorado en su día por sus propios colegas de la UCD por no querer dejar la poltrona y abrir camino al PSOE.

Es posible que alguien haya pensado que es momento de provocar algún incendio más o menos aparatoso pero controlado para evitar que arda toda la madera seca acumulada. Algo así como un cortafuegos. Está claro: no quieren que sepamos qué ha ocurrido con la CAN. Bien podría ocurrir que lo que aparenta ser un exceso de información encubra en realidad la voluntad de darle carpetazo para siempre. Por si acaso, más de uno ya sabe que sacar a la luz la basura escondida puede ser muy pero que muy peligroso.