CRÓNICA | SEMINARIO INTERNACIONAL EN DONOSTIA
Ejemplos internacionales que dan luz al camino vasco hacia la resolución
En un momento de «impasse» en el camino iniciado en Aiete, expertos internaciones acercaron ayer sus enseñanzas sobre etapas concretas de procesos que en su día estuvieron más colapsados que este: La Sudáfrica de los 80, la Irlanda de comunidades divididas, Camp David en 2000, Colombia tras el Caguán... Lecciones a descodificar en clave vasca.
Ramón SOLA
En la víspera de la jornada de hoy en Baiona, Lokarri aprovechó la llegada de expertos internacionales para celebrar ayer en Donostia un seminario con un objetivo: recabar enseñanzas de otros puntos del mundo, mirando a Euskal Herria solo con el rabillo del ojo. Entre los participantes había algunos que conocen muy en detalle la situación aquí, como los miembros del Grupo Internacional de Contacto (GIC) Alberto Spektorowski y Brian Currin. Esta vez hablaron solo de los conflictos de sus lugares de origen y se afanaron en evitar paralelismos y consejos para Euskal Herria, pero sus historias siguen dejando lecciones válidas, a modo de luces en el camino que marcan por dónde ir y por dónde no. Igual que las de Brendan Mackin (Irlanda) y Javier Orozco (Colombia), a quienes acompañaron Carlos Martín Beristain (de la iniciativa Glencree), Carmen Magallón o Jonan Fernández (Bidetik).
Brian CURRIN:
La importancia de las «conversaciones sobre las conversaciones»
Currin disertó esta vez sobre Sudáfrica, su país, donde destacó que todo empezó en absoluto secreto. Se ha escrito mucho del diálogo que abrió desde prisión Nelson Mandela con miembros del Gobierno, pero muy poco sobre las reuniones totalmente ocultas que, en paralelo, mantuvo el servicio secreto sudafricano (NI6) con representantes del Congreso Nacional Africano. «Yo estaba cerca del proceso, pero no supe nada de aquello», admitió Currin, que sostiene que ni siquiera el entonces primer ministro del apartheid, Pieter Botha, estaba al tanto.
Se trataba de «conversaciones sobre conversaciones», explicó Currin. Fueron seis reuniones en total, en Londres, entre 1987 y 1990; solo la última de ellas fue conocida por la prensa. Ni siquiera empezaron dialogando de política, sino «de cricket, de rugby...» El objetivo del NI6 era calibrar si se podían fiar de esos «enemigos».
Tras constatar en ese doble proceso de talk about talks que sí había un suelo de confianza mutua, en 1990 empezó ya el proceso de negociación oficial, que para Brian Currin siempre debe ser «estructurado, transparente y abierto». Sostiene que llegó a buen puerto porque existía «una visión compartida de lo que tenía que ser el futuro de Sudáfrica: quitar la legislación antiapartheid, dar derecho de voto a todos, que el gobierno fuera democrático... Esa visión compartida es algo que, por contra, no existe entre Israel y Palestina, y por eso el proceso no puede progresar».
Currin puso el foco, por tanto, en esa fase previa. Y dejó caer al final una frase algo críptica: «Si pensamos que aquí nada está ocurriendo, hay que conseguir que algo ocurra».
Alberto SPEKTOROWSKI:
Entablar una amistad no basta, al final hace falta una solución política
Spektorowski es profesor de Ciencia Política en Tel Aviv y participó en el proceso de diálogo de Camp David del año 2000, el último gran intento de acuerdo entre israelíes y palestinos. Admitiendo que el conflicto está aún abierto en canal, se centró en aquella fase de la que sí rescata algunas cosas positivas. Por ejemplo, la sorprendente facilidad con que se produjo un deshielo en la sociedad: «Llegó a ser una situación casi idílica. Parecía que quien no era amigo de un exterrorista no estaba completo. Mujeres de un lado colaboraban con mujeres del otro, víctimas de los dos bandos se abrazaban... era como una manera de decir `ya está, ya pasó'». Spektorowski lo recordó todavía con cierto estupor, porque antes de que se abriera esa opción de diálogo nadie en su país, «ni de izquierda ni de derecha, aceptaba hablar con la OLP», y mucho menos el general Isaac Rabin, que encarnaba «lo más duro».
Sin embargo, el profesor y miembro del GIC expuso que ello resultó insuficiente cuando se abrió el diálogo político, lo que le llevó a concluir que «por más amistad que haya, hace falta una solución política. Se había logrado el 95%, pero ese 5% faltó, no alcanzó, y luego llegaron las elecciones, la Intifada...»
Spektorowski completó su análisis con una tesis muy particular sobre la situación actual. Estima que, una vez fracasada la opción de una «narrativa conjunta», se está en la fase de la «negociación sobre la no-negociación», con dos fuerzas radicales que se retroalimentan (la derecha israelí y Hamas) y con «un nivel de violencia controlado». Prevé que se producirá una «sudafricanización», en la medida en que no habrá un acuerdo sobre la clave de «los dos estados» y sí sobre la de los derechos civiles para todos. Cree que «al final Israel se va tener que quedar con los territorios pero también con la gente, que es lo que no quiere. Y los palestinos no van a pedir un Estado, sino que van a pedir derechos y se acabó».
Brendan MACKIN:
Conseguir núcleos de trabajo neutros, una nueva policía, una educación conjunta...
Intercomm es una asociación que trabaja por el acercamiento de las dos comunidades enfrentadas durante décadas en Irlanda, y sobre todo en Belfast y en su parte norte, la más castigada. Brendan Mackin recordó ayer cómo incluso hay calles divididas por la mitad: una para católicos y otra para protestantes. Así que Intercomm tiene una intensa labor por delante. Por ejemplo, en el mundo laboral: «El 80% de los que trabajan en el sector privado lo hacen en un sector mono-religioso, es decir, solo católico o solo protestante», citó.
Conseguir lugares de trabajo «neutros» es una de sus misiones. También lograr el equilibrio en los centros educativos, de modo que no estén copados por una de las comunidades. Saludó que muchos católicos estén pasando a vivir en la zona protestante, aunque sea solo porque en la católica no hay sitio para construir. Y destacó el valor de implicar a «los excombatientes, porque son líderes».
Carmen MAGALLÓN:
Las mujeres como elemento facilitador y como señal de la importante aportación social
Carmen Magallón preside la sección estatal de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad. Habló en Donostia de la importancia de la participación de la mujer en los ámbitos de solución, y por extensión de la de todos los agentes y capas sociales capaces de sacudir los liderazgos políticos que muchas veces se muestran tan poco eficaces ante los conflictos. Partió de un ejemplo ilustrativo. Cuando esta semana la Unión Europea recibió el Nobel de la Paz, François Hollande y Angela Merkel estrecharon sus manos como símbolo de la hermandad francoalemana, «pero eso ya lo habían hecho en 1915 mujeres de los dos países», cuando sufraguistas de todo el mundo se unieron contra la I Guerra Mundial. Magallón recordó iniciativas posteriores como el trabajo conjunto de mujeres israelíes y palestinas, de turcochipriotas y grecochipriotas, y, cómo no, de Ahotsak.
Javier OROZCO:
La tentación de usar procesos de diálogo como estratagema para seguir con la guerra
Especialmente emotiva, y también actual, fue la intervención de Javier Orozco, activista por la paz en Colombia y refugiado en Asturias. Pertenece a un sindicato al que, según explicó, «le han asesinado cerca de 3.000 personas». Habló con sentimiento de un proceso de diálogo en el que «nos jugamos la vida». Y es que Orozco estuvo en el proceso del Caguán, en 1999, clausurado por el Gobierno colombiano después para desencadenar una sangrienta guerra apoyada por fondos estadounidenses, el Plan Colombia. Orozco reveló al público que el entonces presidente, Andrés Pastrana, acaba de admitir que el Gobierno «llegó derrotado a aquel diálogo y salió armado hasta los dientes».
Teme que ahora pueda ocurrir otro tanto, pero Orozco subraya al mismo tiempo que «no hay otra opción que el diálogo. Y no nos vamos a quedar sentados esperando a que el Gobierno diga cuándo va a ser eso». Así que pidió encarecidamente que desde Euskal Herria se siga con atención lo que está ocurriendo en La Habana y se impulse la paz, «que no es solo desarme, sino también resolver las causas de la guerra».