Ollantay Itzamná | América Latina, 2012/12/13
¿Qué pasará con los mayas el 21 de diciembre del 2012?
(...) Los mercaderes de las herencias culturales de sus víctimas, vendieron al mundo la «profecía» del 21 de diciembre del 2012 como una fecha mágica y enigmática. Don Porfirio Lobo Sosa, Presidente de Honduras, en el Parque Arqueológico Copán Ruinas, Honduras, en diciembre del año 2011, daba por inaugurada las celebraciones del 13 b'aktún, anunciando la llegada de la «era de amor, paz y progreso de la civilización maya para el mundo entero». Mientras, en ese preciso momento, a tan sólo a unos 5 kilómetros de distancia de aquella folclórica ceremonia, atendíamos en la intemperie a comunidades maya chortís hondureños expulsados de sus tierras por terratenientes del lugar.
(...) El 21 de diciembre del 2012, como cualquier día, en Guatemala y en Honduras, las y los descendientes mayas seguirán siendo expulsados de sus tierras ancestrales por el propio Estado (que ahora capitaliza el 13 b'aktún) para entregárselas a las empresas mineras y de energía. Las áreas protegidas y los monocultivos seguirán acorralando a los descendientes de la legendaria civilización. (...)
Pero el mundo no habrá cambiado, ni se habrá acabado (como pronosticaban algunos fatalistas), pero tampoco la Madre Tierra habrá salido de su anunciado destino de la debacle climática. Ese día, como cualquier otro, los gobernantes que proclaman el inicio de la «nueva era» seguirán robando, mintiendo, y entregando los bienes (lo que queda) de sus pueblos a empresas transnacionales, a cambio de un plato de frijoles.
Habrá 13 b'aktún, sí. Pero no en las «espectaculares ruinas mayas», sino en las comunidades mayas que llevan la conciencia de la resistencia y la emancipación en la sangre y en el espíritu. (...) Se reencontrarán consigo y con la comunidad (incluyendo a los otros seres y a la Madre Tierra) para agradecer y celebrar la vida, y acelerar los procesos de transformación y de liberación. Porque 13 b'aktún, en buena medida, es eso, agradecer por un período largo de la vida solar y propiciar el añorado nuevo amanecer para restablecer los equilibrios rotos. A esto, los quechuas denominamos Pachakuty.