A lo largo de su historia, Euskal Herria ha sido tierra de emigrantes, gentes que han tenido que marcharse a diferentes partes del mundo pero que no han olvidado sus raíces vascas. Al mismo tiempo, este país ha sido punto de destino para personas llegadas de los cuatro puntos cardinales.

Hoy en día esta realidad «aporta riqueza, aunque también genera problemas». Con el objetivo de «tender puentes» entre culturas nace EH11Kolore, una iniciativa ciudadana cuyo objetivo es fomentar el debate y la reflexión en torno a esta diversidad «entendida como un valor en sí mismo, frente a tendencias uniformizantes o segregadoras».

El Museo San Telmo de Donostia acogió ayer el acto de presentación, en el que tomaron parte, entre otros, Xabier Mendiguren, ex secretario general de Kontseilua; Xosé Estévez, historiador y co-fundador del Fato Cultural Galego; Samira Goddi Mendizabal, antropóloga y mediadora intercultural; Rafael Giménez, miembro de la Asociación Gitana por el Futuro de Gipuzkoa; o Souleymane Sarr, presidente de la Asociación de Senegales de Markina.

En esta comparecencia se dio lectura a un manifiesto «en defensa de la igualdad de derechos, deberes y oportunidades de toda la ciudadanía de Euskal Herria, sea cual sea su lugar de procedencia». En el texto se rechaza «cualquier situación de discriminación por motivos de origen o identidad».

Asimismo, los impulsores de EH11Kolore abogan por «favorecer espacios de encuentro y colaboración entre personas de diversos orígenes, visibilizando nuestra diversidad y propiciando dinámicas de mutuo conocimiento para el logro del mutuo respeto».

«Euskara, el nexo que nos une»

El documento subraya que el euskara «ha sido y es la máxima expresión de identidad compartida a lo largo de nuestra historia, el nexo que nos une en nuestra diversidad y nos hace pueblo».

Pero otros idiomas como el castellano y el francés «también son nuestras lenguas». Al igual que otras más minoritarias que emplean personas que habitan en el territorio de Euskal Herria, como pueden ser por ejemplo el gallego, el árabe, el chino, el inglés o el quechua.

Todas ellas son, resalta el manifiesto, «manifestaciones de la riqueza lingüística y cultural de nuestro país».