En la biografía política de Patxi López aparecerá como uno de los destacados momentos de su periplo como lehendakari el viaje que hizo a Estados Unidos en octubre de 2011. No es que fruto de aquel viaje lograse grandes contratos para las empresas vascas con los que paliar la crisis económica que nos azota. Ni mucho menos. Lo relevante no fue su breve estancia al otro lado del Atlántico, sino su ausencia de Euskal Herria cuando en Donostia tenía lugar una conferencia internacional en la que -por citar solo a uno de los protagonistas- participaba Kofi Annan, ex secretario general de la ONU. A estas alturas, nadie duda de que aquella iniciativa ha tenido una repercusión notable en el escenario político y social vasco. Y eso que todavía no se han dado más que unos pocos de los pasos marcados en la hoja de ruta que se presentó en Aiete.

En aquel cónclave tomó parte, junto a otros agentes destacados, una delegación del PNV encabezada por su presidente, Iñigo Urkullu. Según recogieron las crónicas periodísticas, el líder jeltzale agradeció a los dirigentes internacionales que impulsaron el evento su «compromiso con la causa de la paz» y presentó a su partido como «su colaborador más leal en aras a la resolución del contencioso que nos ocupa».

Con esa perspectiva, es difícil de entender que el presidente del BBB, Andoni Ortuzar, haya criticado la ausencia de Laura Mintegi en el acto de jura del nuevo lehendakari en la Casa de Juntas de Gernika. La portavoz de EH Bildu no puedo estar en la villa foral por un problema de agenda que, al parecer, tiene más que ver con una «contraprogramación» del PNV que con una decisión previa de la coalición soberanista.

Mintegi tomó parte en el Foro por la Paz desarrollado en Baiona, del que estuvo ausente Urkullu y al que sí acudieron muchos de quienes se reunieron hace un año en Aiete.

Se me dirá que, con el relevo institucional por medio, no es comparable lo que ocurrió hace un año con lo que sucedió ayer. Pero, si dejamos al margen el aspecto geográfico, la actitud del entonces lehendakari del PSE y del nuevo lehendakari del PNV es muy similar, porque ambos ha coincidido en restar relevancia a un foro internacional y ambos defienden que es mejor reducir el escenario al Parlamento autonómico de la CAV.