No ganamos para sofocones. Si al inicio de la pasada semana nos enteramos de la detención de Gerardo Díaz Ferrán por alzamiento de bienes; nada más comenzar esta, el detenido acusado de chantaje es Santiago Cervera, todo un licenciado en medicina por la Universidad que el Opus tiene en Navarra y Máster en Administración y Dirección de Servicios Sanitarios nada menos por la tres veces católica Universidad Pontificia de Comillas, sita en Madrid.

Como al gato, a nuestro Santi lo perdió la curiosidad, alega en su defensa. Alto, delgado, frío, irónico, un poquito soberbio e intelectualmente inquieto son calificativos que bien podrían ayudar a definir, lo mismo al Secretario del Congreso de los Diputados, que al más famoso investigador de todos los tiempos al que Arthur Conan Doyle dio vida y del que, curiosamente, ahora se celebran los 125 años de su primera aparición en Estudio Escarlata, Sherlock Holmes.

Y si Cervera hubiese sido abducido por el espíritu de Holmes. ¿No causa sorpresa ni estupor al lector el proceder de nuestro antiguo consejero de Sanidad para acercarse al lugar señalado por un anónimo correo donde encontraría las pruebas incriminatorias del temible Profesor Moriarty y sus secuaces que se atrincheran en la Caja Navarra?

Santiago como Sherlock, los reyes del disfraz. Después de dos días merodeando en rededor de la muralla navarra, cual Duque de Ahumada, el descendiente del Conde de Lerín lanzose hacia el cubículo-rendija que protegía el sobre de miradas extrañas. Al cogerlo, no repara el sagaz diputado devenido en investigador en la presencia de otros seres. Y, en la oscuridad del atardecer, de entre el uniformado verde de árboles y setos, hete aquí que aparecen, como por ensalmo, unos verdes uniformes por todos conocidos. Los más retorcidos del lugar, las malas lenguas, por aquello de 1512, andan diciendo que es la primera vez que las murallas de Nafarroa sirven para parar a un lacayo de Castilla.

A los del benemérito cuerpo los había mandado José Antonio Asiain, el que fuera vicepresidente de Gobierno con Urralburu y actual presidente de Caja Navarra al denunciar un intento de chantaje de 25.000 euros para evitar que se hiciera público el haber facturado importantes cantidades de la entidad financiera Caja Navarra, que preside, por el trabajo de su despacho de abogados, de las que también se habían beneficiado sus hijos, que trabajan en el mismo bufete. Teniendo en cuenta que la minucia de 25.000 euros es un insulto tanto para el presunto chantajista como para el chantajeado. Que al que fuera la promesa de UPN para presidir Nafarroa, la impaciencia lo cegó y el resentimiento le ha llevado a ejercer de mosca cojonera en torno a UPN y PSN, los dos testículos sobre los que se asientan las instituciones, como la Caja, y las diversas componendas del régimen UPSN navarro desde la transición.

Como diría el Dr. Watson a un bisoño Sherlock Cervera: elemental, querido, varias son las hipótesis: o gentes de UPN o gentes de PSN o gentes de UPN/PSN o bien eres muy, muy, muy bobo, corazón.