Mantengo un cierto optimismo de que las cosas lleguen a ponerse tan mal que tengan que cambiar. Esa conversión de la cultura en espectáculo objeto de cotización en el mercado es de las cosas peores que han podido suceder. Por eso tengo alguna esperanza en el retorno de la cultura a la pobreza». Son palabras del poeta leonés Antonio Gamoneda, que añade: «Los artistas y los escritores suelen ser inocentes, pero en el peor de los sentidos». Es el poeta argentino Juan Gelman quien ha afirmado: «La civilización occidental persigue el desarrollo extremo, y mirá a dónde llegó. Ahora de un modo descarado los jefes de estado se reúnen para cumplir las órdenes del FMI. No sé cómo el capitalismo mismo va a salir de esta. Seguramente a costa de millones, y no de dólares precisamente». Y rebate también las acusaciones de populismo lanzadas contra gobiernos latinoamericanos: «Para el FMI populismo es no hacer lo que ellos quieren. Argentina trata de volver al capitalismo clásico, que ya es un avance, porque se basa en la producción y no en la especulación financiera; un capitalismo en el que los medios de producción esenciales estén en manos del estado».

Tanto Gamoneda como Gelman han pasado la frontera de los 80 años y siguen levantando la voz.. Los dos practican una poesía insumisa frente al lenguaje normalizado, ese lenguaje hecho a imagen y semejanza del poder; por eso descoyuntan y fuerzan y deslimitan la sintaxis y la semántica, reinventan la lengua. Saben muy bien que la poesía lo único que puede revolucionar es el lenguaje, lo que no es por cierto poca cosa. «Hay cosas -afirma Gelman- que no se le deben pedir a la poesía, sino a la gente: que defienda sus derechos por ejemplo». Los dos acaban de publicar sendos libros.