La presidenta del Parlament de Catalunya, Núria De Gispert (CiU), fue ayer reelegida al frente de la Cámara con el 79 de los votos. En su discurso, defendió el «derecho a decidir» de los catalanes y recordó que Catalunya «no nace de la Constitución de 1978, sino que tiene siglos de historia».

De Gispert pidió al Parlament que esté «en sintonía con un pueblo que está en marcha». «Catalunya no es un país derrotado, sino muy vivo, que se moviliza, con problemas serios pero también con proyectos, aspiraciones nacionales e ideales», remarcó.

Consideró que la celebración de la Diada fue «un punto de inflexión en la historia del catalanismo», al constatar «el fracaso de la apuesta autonomista« y «de los intentos de encaje de Catalunya en el Estado, por lo que llegados a este punto, los catalanes reclaman nuevas vías y ejercer el derecho a decidir».

El líder del PSC, Pere Navarro, reprochó a la presidenta del Parlament que su primer discurso fuera «frentista, poco institucional y partidista». En términos similares se pronunció la presidenta del PPC, Alia Sánchez-Camacho.

Por contra, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, acogió «muy positivamente la sesión». Vaticinó que será «una legislatura histórica y para esto trabajaremos, para que refleje la voluntad del pueblo catalán expresada tanto en la manifestación de la Diada como en las urna».

La CUP votó de manera simbólica a un hombre que se suicidó hace poco tras ser desahuciado como president del Parlament, un gesto que repitió a la hora de elegir al resto de la Mesa del Parlament.