Los dirigentes tunecinos fueron recibidos a pedradas ayer en Sidi Bouzid durante la celebración del segundo aniversario de la revolución que acabó con el régimen de Ben Ali, mostrando que persisten los conflictos sociales que hicieron prender la Primavera Árabe. El presidente, Moncef Marzouki, y el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Mustafa Ben Jaafar, acudieron a esta ciudad, económicamente marginada, para conmemorar los dos años de la inmolación de Mohamed Bauazizi, el vendedor ambulante que se prendió fuego el 17 de diciembre de 2010 ante la prefectura para denunciar la pobreza y la brutalidad policial.

Las pedradas comenzaron tras el discurso de Marzouki, mientras Ben Jaafar intentaba hablar ante 5.000 personas. El servicio de orden evacuó a los dos dirigentes mientras los manifestantes gritaban «el pueblo quiere la caída del gobierno».