Raimundo Fitero
Los mil
Celebrar la emisión número mil de un programa televisivo y alcanzar un récord histórico de audiencia es el mejor regalo de aniversario y un magnífico presagio para su continuidad. Ha sucedido con «El intermedio» de La Sexta y se logra precisamente en los primeros meses de la fusión o absorción con o por Antena 3, y es un resultado de audiencia que se compadece con lo que va sucediendo a lo largo del curso, un crecimiento constante de los que siguen a aquellos espacios en los que se mantenga una actitud crítica sobre al realidad política que atosiga.
Es como si esos dos millones trescientos mil telespectadores decidieran hacer una votación diaria, apoyando a los componentes de ese programa de sátira político, de humor cargado de intención que se coloca del centro a la izquierda de ese imaginario espectro político y lo hace con unos recursos muy sencillos, pero muy eficaces: desparpajo, imaginación, coherencia, simpatía y humildad, que son, de alguna manera y con todos los matices que se quieran, lo que sucede con «Salvados» de Jordi Évole, que despidió temporada con unos datos espectaculares. Hay telespectadores que huyen de la marejada de cutrerío, la asepsia con manto histórico o la doctrina ultra.
Uno debe confesar que la cita con El Gran Wyoming y sus compañeros, son de esos momentos televisivos que uno siente como agradables, reconciliadores, que accede por gusto, no por la supuesta obligación de visionar el máximo número posible de ofertas televisivas para poder después acudir a esta cita diaria en este txoko. Y me río, me siento representado, me identifico, consiguen hacerme cómplice de sus bromas, de sus chistes, de su actitud ante lo que sucede. Y añado más, me encanta que se trate de un programa en directo, de producción nada ostentosa, en donde se premia la imaginación, el trabajo, más que la actitud soberbia. Ojalá este crecimiento de audiencia, que dicho sea de paso consiguió sus mejores porcentajes, cerca del veinte por ciento en Euskadi y por algo será, le garantice al programa otras mil citas. Es una fórmula que funciona, se renueva, y en esa hora de la noche desengrasa y uno no se siente pediendo el tiempo ante el televisor.