Un acuerdo para la hora de la verdad
Acuerdo cerrado. CiU y ERC han llegado a un acuerdo global que, como es lógico, garantizará la estabilidad de un gobierno en minoría y, sobre todo, asegurará la celebración del referéndum sobre la independencia en 2014. Las negociaciones entre los dos principales partidos catalanes no han resultado simples ni fáciles. Pero han conseguido interpretar el mensaje que el pueblo de Catalunya de manera muy mayoritaria manifestó en las elecciones: apartar las diferencias partidistas enfrentadas ante la gravedad del momento y la importancia de las decisiones a adoptar, y dirigir juntos, de manera compartida, el proceso hacia la oportunidad definitiva de los catalanes, su estado propio.
Aunque el acuerdo alcanzado recoge la posibilidad de aplicar una prórroga si ambos partidos así lo convienen, llama la atención que el referéndum vaya a celebrarse a lo largo de 2014. No es ninguna casualidad. Catalunya coincidirá con Escocia, que decidirá en las urnas sobre su independencia en un referéndum legal y acordado con Londres, Flandes celebrará sus legislativas con aires de plebiscito independentista y todos esos procesos, tan diferentes pero ahora tan iguales, obligarán a la Unión Europea a dotarse de una única lógica para responder a una ola independentista que adquirirá toda su amplitud entonces. La UE no puede aceptar que Escocia pueda y vaya a votar y Catalunya no. Que Flandes pueda abrir puertas que a Euskal Herria le son cerradas por la fuerza. El empuje, ciertamente contagioso, de esos procesos nacionales demandará una solución global y europea que solo puede basarse en la democracia, el voto y la aceptación de la voluntad popular.
El proceso catalán es un buen recordatorio para las fuerzas de Euskal Herria de la urgencia de los retos pendientes y las agendas decisivas. Catalunya dispone ya, además de un acuerdo de gobierno, de un ambicioso pacto nacional. Superado el pensamiento autonomista, es la hora de la verdad para el estado propio.