Sebastien Gonzalez y José Javier Zabaleta tienen esta tarde en el Labrit la primera opción de comenzar a ganarse la oportunidad que su empresa les ha dado en este Parejas. El delantero lapurtarra regresa tras su sonada ausencia del año pasado, mientras que el zaguero de Etxarren debuta en un campeonato de primera con un futuro muy prometedor por delante.

Con 21 años y solo dos de profesional, José Javier Zabaleta ha tenido una irrupción meteórica en el campo profesional. Tras tomarle el pulso a la categoría, este verano fue haciéndose un hueco en los torneos estivales y tras unos brillantes últimos meses, ha dejado fuera del torneo a todo un subcampeón como Aritz Laskurain. Con dos potentes manos, pasa por ser uno de los mayores pegadores del cuadro y su handicap es el de adquirir regularidad en un campeonato tan largo.

Como padrino tendrá a un Juan Martínez de Irujo que pretende acabar con la sequía de dos años sin ganar ninguna txapela y que se mostró encantado de tener al de Etxarren como zaguero. «Unas veces le tendré que ayudar a él y otras me tendrá que ayudar a mí. Tenemos que sumar. Haré todo lo que pueda para compenetrarnos bien. Jugar con Zabaleta no es ningún marrón. Tiene dos brazos muy potentes. Si jugamos bien y no pasamos de ronda, pues no pasará nada», señaló.

El de Ibero recordó que en sus primeros años él tuvo a dos grandes maestros como Óscar Lasa y Fernando Goñi y que tratará de enseñar todo lo que aprendió de ellos a Zabaleta.

Ambos han jugado varios partidos juntos este verano, de hecho ganaron la final de La Blanca -Zabaleta sustituyó a un lesionado Barriola- pero Irujo sabe que ahora todo será distinto. «Esto no es como jugar un estelar. Todo cuenta, el campeonato es muy largo y muy duro, y a veces se hace pesado».

En el bando colorado, Sebastien Gonzalez afronta el Parejas con ganas de demostrar que sigue teniendo un hueco en la elite. Su exclusión del año pasado le ha servido para saber que la plaza se gana todos los días, más aún ahora con la posibilidad de sustitución de pelotaris y está con ganas de hacerlo desde el primer día. «Ha sido un año muy complicado. He sufrido un montón y estoy con ganas de demostrar. Pasaron cosas y son capítulos que quedan atrás, nada más. En una carrera de un deportista siempre hay rachas. El año pasado fue un desastre».

Aspe le ha dado una nueva oportunidad que quiere agradecer en la cancha junto a Zubieta, que tampoco lleva un buen año.