Derrota en el último partido del año
Los rojillos reciben turrón del duro
La escuadra navarra cae de nuevo a puestos de descenso después de tener encarrilado el choque contra el Granada y dejarse remontar en apenas seis minutos. Los de Mendilibar, con toda la segunda parte por delante para protagonizar el revolcón, carecieron de ideas.
OSASUNA 1
GRANADA 2
Natxo MATXIN
Osasuna cae otra vez a los puestos de descenso tras perder con merecimiento ante un Granada que se desenvolvió mejor y que estuvo más acertado a la hora de ejecutar las armas que le dan solvencia a los rojillos. Los de Mendilibar ni siquiera supieron sacar partido de un envite que se les puso de cara muy pronto. A partir de ahí, fue una pendiente cuesta abajo que acabó con la remontada andaluza y la desesperación del aficionado.
La importancia de los tres puntos en juego determinó un inicio de partido caracterizado por el alto ritmo que impusieron ambas escuadras, con continuas llegadas a ambas porterías, lo que redundó en espectáculo para la grada. A ello contribuyó que ambos entrenadores dispusiesen sendos onces con características bastante ofensivas. En el caso rojillo, Mendilibar optó finalmente por poner a Nino como segundo delantero y bascular a Lamah al carril izquierdo.
Y la apuesta, al menos en el bando local, dio sus frutos a las primeras de cambio, con el primer gol de estrategia de la temporada para el conjunto navarro. Un corner botado por Cejudo al primer palo acabó siendo tocado de cabeza por Raoul Loé -uno de los destacados- a la misma línea de gol, donde Nino, muy rápido, se adelantó a un defensor para anotar el 1-0, también con la testa.
En teoría, el gol no solo allanaba el camino de la victoria, sino que permitía a Osasuna desenvolverse con menor riesgo ante un Granada que se mostraba rapidísimo en sus pobladas salidas a la contra. Sin embargo, la ventaja que ofrecía la diana del almeriense no fue bien aprovechada por los anfitriones. A partir de ahí, los de Anquela iniciaron el cerco a la meta de Andrés Fernández, fallando goles increíbles, pero acabando por perforarla al filo del descanso.
Primero Ighalo envió un balón al larguero (m.16), un minuto después El Arabi erraba a puerta vacía y el mismo jugador volvía a hacerlo en el 31, aunque esta vez en fuera de juego. Ighalo volvía a meter el miedo en el cuerpo en el 40 cuando se aprovechó de varios rechaces para rematar dentro del área y el cancerbero rojillo sacar con el pie en una parada de mérito. Por contra, no estuvo tan afortunado instantes después, en lo que se convirtió en el empate.
Debacle en seis minutos
Osasuna defendió muy mal una falta que el cuadro andaluz sacó prácticamente desde el medio campo. Para empezar, la posición algo más retrasada de Damià permitió que por su costado -el segundo palo- entrasen hasta tres rivales en posición reglamentaria y la media salida a la que se quedó Andrés ayudó a que Mainz cabecease a las redes al filo de irse a vestuarios.
Y todavía el envite se iba a poner peor. Apenas transcurridos tres minutos de la reanudación, la defensa local volvía a mostrarse inoperante para achicar un saque de esquina del contrario. Hasta seis toques dieron los granadinos en las inmediaciones del área rojilla hasta que el cuero cayó en el pie izquierdo de Dani Benítez para, con el exterior, poner el balón en el palo largo haciendo inútil la estirada de Andrés Fernández.
Los de Anquela llevaban nada menos que cinco jornadas sin anotar y en apenas seis minutos ya habían marcado dos goles. En fin, la tradición rojilla de resucitar a los muertos. El 1-2 dio un giro de 180 grados al encuentro, con un Osasuna ahora obligado a intentar la remontada y un Granada en su salsa, bien replegado atrás y con espacios adelante para salir rápido y terminar de matar el choque.
Los rojillos pasaron a ser dominadores, pero mostrando una vez más la carencia de ideas ofensivas. Mucho envío largo, poca salida de balón y menos llegada con peligro. Incluso el público, sin ser generalizada, mostraba su decepción con algún que otro pitido suelto. Los de Mendilibar querían, pero no podían, ya estaban inmersos en la pendiente cuesta abajo y el panorama no iba a cambiar.
Entre otras cosas, porque dio la sensación de que cada uno intentó hacer la guerra por su cuenta. Las contadas ocasiones, por llamarlo de alguna manera, que fueron, sobre todo, disparos desde fuera del área, apenas inquietaron al exosasunista Roberto. Un tocayo suyo, Torres, que salió en el descanso, lo intentó con ambas piernas, lo mismo que Cejudo con anterioridad y Nino, más tarde. Resultado nulo, el reloj corriendo a toda pastilla y el respetable, cada vez más mosqueado.
De hecho, quitados esos lances, el Granada solventó con sobrada eficacia todo envío directo que le plantearon los anfi- triones -bastante desordenados en sus acometidas- en los últimos rescoldos de un encuentro en el que todo apuntaba a la felicidad en sus inicios y que terminó como un auténtico funeral. Osasuna, que se había postulado por pasar unas fiestas navideñas con la tranquilidad de un triunfo, acabó por recibir turrón del duro. La grada se lo recordó al final.
Más que enfadado, José Luis Mendilibar se presentó en sala de prensa un tanto resignado por la suerte de su equipo, que unos días ofrece la de cal y otros, la de arena. Como no podía ser de otra manera, admitió como válido el triunfo granadino, algo que todo el mundo vio en el campo. «Hemos perdido por merecimiento propio y ellos han sido mejores que nosotros, ya en el primer tiempo han tenido varias ocasiones de gol. Su victoria es justa», reconoció el vizcaino.
A la hora de explicar el bajo rendimiento de sus pupilos, el técnico zaldibartarra no negó el trabajo realizado, pero sí «el que casi todos los duelos nos han ganado, también en lo que se refiere a las segundas jugadas. No sé si nuestro gol nos ha hecho pensar que podíamos ganar, pero a partir de ahí hemos estado a sus expensas. Nos han superado en bandas y han sacado muchos centros, aunque también es cierto que sus dos goles han llegado en jugadas de estrategia», analizó.
«Nos ha faltado la tensión suficiente, no hemos estado ni valientes ni intuitivos, siempre con el culo muy atrás. Ellos han defendido lo mismo con menos gente y en nuestro caso, en cambio, Raoul ha tenido que bajar muchas veces en socorro de los centrales y ahí perdemos posición en el medio campo. Además, tenemos que ganar en segundas jugadas, es lo que nos hace ser peligrosos», ahondó en la crítica.
Por contra, Anquela era un hombre feliz tras romper a domicilio la última mala racha. «Otra vez hemos hecho una primera parte muy bonita, pero en esta ocasión ha habido justo premio. Me preocuparía si no generásemos ocasiones o no jugásemos a nada, pero hoy (por ayer) además hemos remontado», dijo. MATXIN
Dos exrojillos estuvieron presentes en la jornada de ayer en sendos eventos deportivos relacionados con Osasuna. Por la mañana, a Javi Martínez se le vio en Tajonar, siguiendo el torneo interescolar, donde al parecer jugó un familiar suyo. Ya por la tarde, Raúl García estuvo en el palco de El Sadar para presenciar el encuentro frente al Granada, pero no dio suerte a los que fueron sus compañeros la campaña pasada.