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Los tresmiles del Pirineo a través de sus crestas
Juan Carlos Jiménez, Marta Alejandre y Fernando Errekalde necesitaron 52 días, 40 de actividad, para firmar este encadenamiento que buscó las crestas y la dificultad. Empezaron el 1 de setiembre y finalizaron el 22 de octubre. Acumularon 65.000 metros de desnivel.
Andoni ARABAOLAZA
Juan Carlos Jiménez, Marta Alejandre y Fernando Errekalde trabajan como guías de montaña. Cómo no, no se conforman solo con guiar, sino que también buscan en su tiempo libre una ligazón más intensa con sus queridas cumbres pirenaicas.
Su última actividad lo deja más que claro: 213 cimas de más de 3.000 metros, 64.666 metros de desnivel, 52 días de proyecto -de los cuales 40 fueron de actividad- y 341 horas y 37 minutos cresteando. Esos son los datos objetivos. Ahora es el turno de Errekalde, quien disertará más extendidamente sobre su última experiencia pirineísta.
Tresmiles por crestas
El Pirineo es un terreno de juego ideal para proponer actividades originales, ambiciosas e interesantes. Ya hace dos temporadas que junto a Marta Alejandre y Juan Carlos Jimenez «Curro» realizamos el encadenamiento de todas las cimas de más de 3.000 metros del Pirineo. Aún lo recuerdo como si fuera ayer, ya que ha resultado ser la actividad más motivadora y bonita que he realizado hasta la fecha.
El Pirineo cuenta con 212 cimas oficiales de más de 3.000 metros, siendo el Aneto -con sus 3.404 metros- su cumbre más destacada. Nosotros, hoy en día afincados en los valles del Aragón y de Tena, decidimos comenzar la travesía en la zona más oriental, el macizo de la Pica de Estats, para poco a poco ir acercándonos a casa, al macizo del Balaitús y Frondiellas.
Pero la pregunta del millón es ¿Por qué? Bueno, pues son varias las razones por las que decidimos emprender esta aventura: tanto Marta, Curro como yo llevamos varios años haciendo expediciones fuera del Pirineo: a los Alpes, Andes, Himalaya..., tanto juntos como por separado, y siempre al volver a casa nos unía una misma idea: un proyecto en el Pirineo.
Por otro lado somos fanáticos de las «cabalgatas». Recorrer las aristas del Pirineo es una actividad que, por sí sola, nos gusta, al igual que las actividades de larga duración. Y por último, nuestra profesión.
Los tres nos dedicamos de manera profesional al guiaje de montaña y barrancos. Esto hace que nos relacionemos y compartamos con muchos montañeros sus objetivos. Entre otros, ascender a todas las cimas de 3.000 metros, y pensamos: ¿qué mejor manera de compartir y ayudar a cumplir un objetivo que convirtiéndolo en tu propio sueño? A partir de estas tres ideas nace este proyecto.
Las claves
Una vez terminado el proyecto, pensando en cómo fueron las cosas, me di cuenta de cuáles habían sido las claves del éxito: el equipo, la logística, la concentración y las visitas.
Para emprender un proyecto de este tipo es muy importante confiar en el resto de participantes. No me refiero únicamente a si son capaces o no, sino a poder comportarte tal y como eres con toda libertad. Conocerte bien a ti mismo y al resto para poder comprender muchas situaciones y apoyarte en ello cuando haga falta. En una actividad tan larga tienes altibajos, de tal manera que es mucha casualidad estar los tres de bajón. Siempre hay alguien motivado para tirar adelante.
Por último, la toma de decisiones. Durante toda la travesía hubo muchos cambios, y esto hizo que hubiera que tomar muchas decisiones rápidas y relevantes. Al ser tres siempre se decantaba la balanza a un lado.
La logística
Tener todo bien planificado resultó ser muy importante: actividades, horarios, material, conexiones... Este es el trabajo que nunca se ve, trabajo previo. Nos apoyamos en el libro de Miquel Capdevila «Pirineos: los tresmiles en 30 jornadas». Dividimos el Pirineo en tres partes y cada uno se encargó de trabajar sobre una zona. Nos fuimos reuniendo para ir poniendo en común el trabajo que iba haciendo cada uno. Todo esto sobre el mapa y el papel; luego la realidad resultó ser otro mundo.
La meteo, la dureza de las etapas, las condiciones, las conexiones, el día a día, hicieron que tuviésemos que cambiar sobre la marcha lo planificado. Pero todo el trabajo previo sirvió para poder tomar decisiones con mayor seguridad y eficacia, importantísimo en el desenlace final.
El estilo elegido resultó ser determinante. Este proyecto se puede diseñar a gusto de cada uno, en autonomía, con refugios, bajando a los valles, sin bajar, en fases, todo seguido.... Nosotros tuvimos siempre claro que queríamos disfrutar de las aristas. Para ello creímos importante mover poco peso, mochila para el día, dentro de las posibilidades. Queríamos movernos con rapidez y soltura por las crestas, por seguridad y porque nos gusta así. Esto conlleva subir y bajar muchas veces a los refugios, fondos de valle o pueblos.
Así, dividimos el Pirineo en cinco grandes bloques en los que nos organizamos de diferente manera: Pirineo catalán, Benasque, Benasque-Viados, Pirineo francés y casa (Balaitus y Ordesa). En el Pirineo catalán, la lejanía entre unas zonas y otras nos obligó a movernos en furgoneta. De la zona de la Pica de Estats nos desplazamos en coche hasta Cavallers para ascender a los Besiberris y la Punta Alta. Aquí nos alojamos en nuestras propias furgonetas. La zona de Benasque es donde se concentran el mayor número de cimas de 3.000 metros, casi la mitad. Aquí tuvimos la suerte de contar con el piso de nuestro gran amigo Miguel, que convertimos rápidamente en nuestro campo base.
El tramo entre Benasque y Viados está muy bien comunicado por refugios. Aquí suavizamos un poco el desnivel de las etapas, sin embargo aumentamos el peso de la mochila, lo que hizo que nos moviésemos un poco más lentos. En el Pirineo francés, similar al Pirineo catalán, diferentes zonas y diferentes macizos, optamos por volver al modo furgonetero.
Y por último Casa. Los valles de Ordesa y de Tena están al lado de nuestras casas. Además de utilizar los refugios pasamos por casa, algo que nos daba un poco de miedo, ya que esta comodidad podría hacer que nos relajáramos por completo.
El escenario, las aristas y el estilo elegido hacen que mantener la concentración sea la mayor dificultad que superamos para completar el proyecto. Por encima de las dificultades técnicas (con V grado de montaña es suficiente).
La calidad de la roca, no siempre buena, obliga a prestar muchísima atención. Además, para avanzar más rápido, asegurábamos sólo aquellos pasos en los que veíamos que era inevitable sacar la cuerda. Pasamos muchísimas horas escalando crestas, horas de exposición durante muchos días, y era imposible despistarse ni un solo segundo.
40 días de actividad seguidos. Creímos importante establecer una rutina, para tener la sensación de que descansábamos de un día para otro. Madrugábamos mucho, con la idea de tener tiempo por la tarde para recuperar de cara al día siguiente. La motivación, imprescindible. Disfrutar de lo que estas haciendo, cada momento, sin pensar en el desenlace final. Nos marcamos mini objetivos, primero cada jornada, luego por zonas, hasta que casi sin darnos cuenta estábamos a una jornada del final.
A pesar de formar un buen equipo, a lo largo de los 52 días de travesía recibimos visitas, amigos que se unieron a nosotros alguna jornada. Muchas gracias a Josito, Miguel, Pilar, Jacinto, Lombas, Quillo, Pala, Aita y Ama por estar con nosotros y animarnos a finalizar este proyecto.
Las crestas
En total fueron 24 las crestas y aristas escaladas, y en ellas pasamos casi 342 horas. Son éstas: Salenques-Tempestades, Costerillou-Frondiellas, las Maladetas, Crabioules-Lezat-Gran Quayrat, Circo de Coronas, L'Arête des Trois Conseillers, El circo de Gavarnie, Forquetas-Picos de Eriste, Seil de la Baque, Alba, Pic Maubic- Pale Crabounouse, Belloc-Gías, El macizo del Vignemale, Pic Long-Estaragne, Besiberri, los Bachimala, Culfreda-Loustou, Picos Russel, Punta de las Olas-Monte Perdido, Veteranos-Bardamina, Picos de Infierno-Picos de Argualas, Espadas-Posets, Circo de Troumouse, y Picos de Infierno-Picos de Argualas.
Juan Carlos Jiménez, Marta Alejandre y Fernando Errekalde ascendieron los tresmiles pirenaicos en 52 días a través de crestas
El resultado final del trío fue: 213 cimas, 24 crestas, casi 65.000 metros de desnivel, 40 días de actividad y 342 horas cresteando