Raimundo Fitero
Ajos
En estos días aparecen en tropel tele-predicadores y teletiendas institucionales. Se ha adelantado, la adelantada del PP, María Dolores de Cospedal, la chica peineta, la de los tres o cuatro sueldos, que nos ha deleitado con un mensaje institucional navideño que puede entrar en la historia de lo hortera. La idea de sus asesores era que como no tiene nada que decir políticamente en positivo se dedique a ser una azafata anunciante de los productos castellano-manchegos.
Así lo hace, pero como estamos ante una decisión muy política, la estética se convierte en esa cuña que abre paso a la ética que irremediablemente nos hace vislumbrar la auténtica intención política que sustenta la acción. Y ahí, estéticamente, el concepto teletienda no está usado con carácter difamador, sino científicamente descriptivo. Es más, es una formato de teletienda anticuado, de hace décadas, ahora las técnicas de convicción son mucho más dinámicas, casi interactivas, y en este caso es ver a la señora con su traje chaqueta repitiendo una retahíla de conceptos añejos, de tópicos y lugares comunes del manual de la venta ambulante, que dejan constancia de la idea base de sus políticas en su comunidad: vender ajos o vinos es a lo único que se puede aspirar.
Pero resulta que los expertos han analizado pormenorizadamente ese vetusto anuncio y han detectado fallos que podrían considerarse incluso como publicidad engañosa, cosa que se compadece perfectamente con el año mariano de desgobierno e incumplimiento de su programa electoral. Al menos es una falta de respeto ignominiosa, que se junta con una ignorancia acumulativa de los productos y la geografía de la que ella es gobernanta. Juran los que lo saben, que los ajos que aparecen en el anuncio como de Las Pedroñeras, son de procedencia china. Es más, aseguran que esos ajos chinos han sido comprados en un Eroski. Los datos para asegurar tal desliz son muchos, entre ellos el color de los ajos, que los conquenses son morados y los que nos vende la Cospe, son blancos. Podría quedar en una anécdota si no fuera una muestra más de la falta de escrúpulos de estos políticos de la caverna aquilatada hasta el techo. Una chapuza más.