«Marieke» trabaja sobre la existencia de un complejo de Edipo femenino

M. I. | DONOSTIA

“Marieke” quiere ser una película muy belga, por lo que  busca su inspiración en la canción de Jacques Brel “Marieke, Marieke”, que define el bilingüismo cultural del país. Sigue los postulados del cine belga de estética documentalista de los hermanos Dardenne, al contar con su director de fotografía Alain Marcoen. Y en lo ambiental también hace patria, pues la protagonista trabaja en una fábrica chocolatera de Bruselas.

Eso sucede de día, porque de noche esa joven lleva una vida oculta. Mantiene relaciones intimas con hombres mayores a espaldas de su madre. Ella busca en los maduros amantes un consuelo a la ausencia paterna, ya que perdió dicha referencia en su casa cuando era una niña de ocho años. El problema es que su drama existencial se ha convertido en una obsesión, ya que fotografía partes de los cuerpos masculinos.