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Un paseo por Barcelona, Encuentro incluido con la escultura vasca

Y de repente, tras hora y media de recorrido museístico y en medio de una profunda reflexión sobre las nuevas formas de trabajo y control, Chillida. También otros, como Jorge Oteiza, Pello Irazu, Juan Luis Moraza o Nestor Basterretxea. La escultura vasca está muy presente en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA), que conmemora los 25 años de su fundación con un repaso a su colección.

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Xavi PRERA

La exposición, que se podrá ver completa hasta el 6 de enero de 2013, hay que tomársela con calma y ganas de reflexión. No es cualquier cosa. «Episodis Crítics (1957-2013)» propone nada menos que un atrevido repaso a las tendencias más significativas del arte contemporáneo. Un toque de atención al propio ser humano, y a lo rápido que quema etapas y supera crisis para generar nuevos problemas en un bucle sin aparente descanso.

Dividida en seis espacios distintos, la primera sala lleva por título una provocadora frase del crítico Clement Greenberg que resume bien los años de auge y caída del expresionismo abstracto en la Europa salida de las dos guerras mundiales: «Hay que huir del contenido como de una plaga». Son años en que la imagen se consolida y la pintura reacciona rechazando nuevas creaciones para centrarse en la reinterpretación. «El arte de la primera globalización» explora la afectación que sufre el arte insertado por primera vez en un sistema planetario: de la Santa Comida de Miralda, en las que las creencias ancestrales africanas son convertidas en mercaderías a la visión de género de artistas como Dorothée Selz o Eugència Balcells.

El espectador avanza y se topa de frente con «Fissures» y la generación de artistas que, muy influidos por la cultura punk de los años 70, decide repreguntar más que buscar respuestas a las preguntas clásicas. Son años de rebelarse y desaprender, y buen ejemplo de ello lo da Matt Mullican en su M.I.T. Project, en el que un hombre dibujado acompaña a la leyenda «What is this man thinking?». La vuelta al dibujo como representación primera del mundo también forma parte de esta época, que prácticamente nada tiene que ver con la siguiente sala.

En efecto, «Voyeurisme, fetitxisme, narcisisme» da cuenta de cómo ya en los años 70 la manera de mirar de la mayoría de mortales occidentales ha adoptado formas de relato que son propias del cine. Y los más atrevidos, como el argentino David Lamelas, exploran las formas de manipulación del mensaje a través de la construcción de la imagen.

Y de la imagen como manipulación al trabajo como explotación. «Treball, poder i control» es una reflexión sobre las nuevas formas de trabajo, el derrumbe del mundo industrial y el ascenso del trinomio seguridad-miedo-control en la escalera de preocupaciones de las sociedades actuales. De las contrautopías que dibuja Andreas Siekmann al universo paralelo que parece fotografiar Sandra Balsells en su trabajo sobre la formación de las nuevas élites en una conocida escuela de negocios de Barcelona.

Y ahí, de repente, tratando de asimilar la desaparición de multitud de profesiones vinculadas a lo material, Chillida. Y Oteiza, Irazu, Moraza y Basterretxea. También una reconstrucción de Marcelo Expósito del filme «Puerto de Bilbao» que los hermanos Azkona realizaron en 1920 tomando la Ría como conductora discursiva. Los artistas vascos mostrando al mundo, en la era virtual, las posibilidades del trabajo con materiales como el yeso o el granito. Eso antes de una vuelta a lo audiovisual con «Déconnage», un ensayo visual en el que dos especialistas abordan la obra del psiquiatra catalán Francesc Tosquelles a través de sus propias respuestas a una entrevista realizada anteriormente. Este acto final parece ser un aviso a quienes crean que todo está inventado.

Más allá del MACBA, las propuestas museísticas para estos últimos días del año en Barcelona son variadas. Es un buen momento, por ejemplo, para visitar la Casa Milà, más conocida como La Pedrera, que celebra su centenario. Para ello, se celebran distintas actividades cuyo objetivo es dar a conocer tanto el edificio como el Modernismo arquitectónico, que renovó la disciplina en las primeras décadas del siglo XX.

Precisamente, hasta el 24 de febrero del año próximo se puede ver en el edificio «Les altres Pedreres. Arquitectura i disseny al món a principis del segle XX», una exposición que analiza seis edificios construidos coetáneamente a la Casa Milà y que responden a los parámetros del art nouveau. La Maison Horta y el Palais Stoclet de Bruselas, el parisino Hotel Mezzara, la Glasgow School of Art, la Losshaus en Viena y la Robie House de Chicago son seis de las obras más representativas de la época, detalladas en una muestra que, sin ser nada del otro mundo, sí que traza las características de un momento de ruptura.

Son construcciones que tienen mucho que ver con la naturaleza y su interpretación, con un arte con menos ataduras. Lo resume una frase de Josef Hoffman, arquitecto del Palais Stoclet: «Hay dos clases de artistas, los que construyen la materia racionalmente y la desarrollan sistemáticamente, y los que tienen una inspiración repentina; yo estoy más cerca de los que siguen su inspiración».

De entre el resto de propuestas, tres que remiten a pasados muy distintos. Uno, al de la lucha antifranquista de artistas como Raimon u otros integrantes de la Nova Cançó. El cantautor valenciano ha celebrado que hace cincuenta años que tocó por primera vez en Barcelona con un concierto en el Liceu y también con una muestra en el Arts Santa Mònica, en la que se recoge un variopinto material vinculado a su carrera musical.

El Museu Diocesà, por otra parte, expone hasta el 13 de enero casi setenta grabados del referente barroco Rembrandt. La muestra llega a Barcelona procedente de Italia en un momento en que parte de la obra del holandés está en entredicho, ya que una investigación del Rijksmuseum de Amsterdam ha concluido que prácticamente la mitad de los más de trescientos grabados no serían suyos, ya que habrían sido impresos tras su muerte y en materiales más modernos de los que se utilizaban en la época.

Por último, merece la pena mencionar la propuesta del Museu d'História de Catalunya, que recupera de su colección 250 imágenes de fotógrafos viajeros vinculados al Centre Excursionista de Catalunya entre los años 1876 y 1936. Desde el estudio humano de los valles del Pirineo realizado por Juli Soler a principios del siglo XX a las misiones científicas coloniales de Jean Thomas tras la Primera Guerra Mundial, se trata de seis maneras distintas de abordar un territorio en principio extraño que el fotógrafo ha de acercar tanto a sí mismo como al receptor.

 

 

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