Obama interrumpe sus vacaciones para intentar evitar el «abismo fiscal»
Barack Obama tenía previsto interrumpir ayer sus vacaciones en Hawai y regresar a Washington para dar un último impulso a las negociaciones que buscan cerrar un pacto con los republicanos que evite el «abismo fiscal» que, en caso contrario, entrará en vigor en enero y amenaza la economía de EEUU. La Casa Blanca y legisladores demócratas trabajaban en una nueva propuesta para presentar hoy al Senado.
GARA |
La Casa Blanca anunció el martes que el presidente, Barack Obama, abandonaría anoche Hawai, donde pasaba las vacaciones con su familia, para terminar de negociar con el Congreso de EEUU la solución al «abismo fiscal» que implicaría a partir del 1 de enero un alza generalizada de impuestos y el recorte automático del gasto público, sobre todo en el área social. Algunos economistas temen entonces la caída de la primera economía en la recesión.
El regreso anticipado de Obama, quien tenía previsto permanecer en Hawai hasta principios de enero, ya se preveía porque apenas quedan cinco días para lograr un acuerdo que evite la entrada en vigor de la combinación de recortes automáticos en el gasto federal y aumentos de impuestos a la clase media, conocida como «abismo fiscal».
La noticia del retorno de Obama y el hecho de que el Senado tenga una sesión programada para hoy animaron ayer a los mercados y Wall Street abrió al alza, optimista ante la próxima reanudación de las negociaciones.
El escenario más probable ahora es que el Senado vote antes del 1 de enero un proyecto de ley en el que trabajan el líder de la mayoría demócrata en esa Cámara, Harry Reid, y la Casa Blanca.
De acuerdo con medios y analistas, la propuesta de Reid sería una «medida provisional» para prorrogar los recortes impositivos aprobados durante el Gobierno de George W. Bush a la mayoría de los ciudadanos y dejar que expiren para los más ricos. Esa propuesta incluiría también algunos recortes de gasto a corto plazo, pero sería en todo caso una especie de «parche» que dejaría para 2013 la negociación sobre un acuerdo fiscal completo.
La mayor incertidumbre es si el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, y sus compañeros de partido apoyarán la propuesta de Reid y votarán a favor de ella.
Además, de ser aprobada en el Senado, quedaría en manos del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, someterla a votación en ese órgano, donde los conservadores tienen mayoría.
El 1 de enero expiran las reducciones de impuestos para todos los contribuyentes, heredadas de la era Bush, que recorta los impuestos a los más ricos y que los republicanos pretenden renovar.
Obama, asegura haber hecho ya importantes concesiones, al elevar de 250.000 a 400.000 dólares anuales el umbral de los hogares que, en su opinión, deben pagar más impuestos para incrementar los ingresos del Estado.
Mientras, el llamado «plan B» presentado por Boehner fracasó hace una semana al no conseguir apoyos suficientes dentro de su propio partido. Su propuesta contemplaba la subida de impuestos para aquellos hogares con ingresos anuales de más de un millón de dólares y se topó con el rechazo enérgico de los congresistas republicanos, en su mayoría del ultraderechista Tea Party, que se opone radicalmente a cualquier aumento de cargas fiscales.
Si no es posible cerrar un acuerdo global antes de fin de año, la Casa Blanca está dispuesta a aceptar, al menos, un consenso que garantice que los impuestos no subirán para los hogares con ingresos inferiores a los 400.000 dólares anuales. En caso de no firmarse el pacto, los impuestos aumentarán para todos los estadounidenses y se calcula que las familias de clase media afrontarían un incremento medio de unos 2.200 dólares anuales.
El término «abismo fiscal» se refiere al impacto económico que tendrán las medidas automáticas de reducción del déficit contenidas en una ley de 2011 si entran en vigor el próximo 1 de enero.
El origen. Incapaces de acordar un plan de reducción del déficit, miembros del Congreso y Barack Obama crearon una «super comisión» parlamentaria para revertir esa situación, pero no se ha logrado ningún acuerdo de momento.
Según la ley que entrará en vigor de manera automática el 2 de enero si no se acuerda otro plan, se recortará el gasto público entre 7% y 9%.
Paralelamente, el impuesto a la renta aumentará para el 90% de los estadounidenses, unos 2.200 dólares al año para un hogar medio, según el Centro de Política Tributaria.
Las negociaciones. Los demócratas, mayoría en el Senado, y los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, coinciden en la necesidad de elaborar un nuevo plan que proteja a la clase media. Sin embargo, la subida de impuestos a los más ricos, como pretende Obama, sigue siendo el principal obstáculo de las negociaciones.
Monto. Obama propone una reducción del déficit de 2 billones de dólares en diez años, basado principalmente en el aumento de impuestos, mientras que los republicanos la elevan a 2,2 billones, sobre todo a base de recortes del gasto público.
Ingresos por impuestos. 1,56 billones de dólares en el plan de Obama (casi un billón provendría de un aumento del 35% al 39% de la tasa de impuestos a las rentas superiores a 250.000 dólares al año para una pareja o 200.000 para una persona sola -el 2% de estadounidenses más ricos-, y otros 600 millardos se ahorrarían a través de la quita de deducciones a los más ricos) y 800 millardos de dólares, sin aumentar los impuestos, solo suprimiendo deducciones fiscales, en la propuesta de los republicanos.
Reducción de los gastos. Obama proyecta reducir 600 millardos de dólares por recortes en el sistema de seguro público de salud para mayores de 65 años (Medicare), y en otros presupuestos, y los republicanos, 1,4 billones, entre otras medidas elevando la edad de jubilación completa, que ahora es de 67 años. GARA