Maite SOROA | msoroa@gara.net
Enseñan la patita
No ha sentado muy bien entre el facherío la iniciativa de la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia de desenterrar, identificar y repatriar los restos de cien gudaris enterrados en una fosa común en Asturias. Quieren abanderar la ecuanimidad, pero no pueden evitar enseñar la patita.
«El Mundo» ofrecía una información bastante correcta de la decisión de ambas instituciones (en efecto, gobernadas por Bildu), pero su titular era suficientemente expresivo: «Bildu, con las víctimas... del franquismo». Qué desilusión, ¿verdad? Al parecer, para «El Mundo» una iniciativa a favor de esas víctimas es una birria. Por cierto, Bildu ha homenajeado a todas las víctimas, sin exclusión, algo que no puede decir todo el mundo.
«La Razón» dedicaba un punto editorial a esa noticia, titulado «Repugnante moral de Bildu con los muertos». Decía que «Los gobiernos guipuzcoanos de Bildu se han propuesto instrumentalizar la Guerra Civil a costa del erario público». Ya, cualquier versión que no coincida con la de «La Razón» es instrumentalizar la historia. ¿Con qué dinero se ha homenajeado hasta el aburrimiento a los «caídos por España» y el Caudillo, es decir a los del bando golpista?
Continuaba afirmando que se trata de desenterrar «a más de cien vascos muertos en un combate en el cerco de Oviedo, mandados por Cándido Saseta, oficial del Ejército español del cuerpo de Intendencia, detalle que omiten». Nadie omite ese «detalle» que no tiene nada que ver con la iniciativa de las dos principales instituciones guipuzcoanas, y cualquiera que conozca mínimamente la vida de Saseta sabe que fue oficial Ejército español, como sabe que en la guerra fue Comandante del Euzko Gudarostea, que no era el Ejército español, aunque ambos se enfrentasen a un mismo ejército, también español pero ilegítimo. Y claro, el periódico de extremo centro tenía que justificar su escasa simpatía hacia el bando que se enfrentó al fascismo golpista: «De nuevo se pone de manifiesto la repugnante doble moral de estos personajes, volcados con los muertos de aquel drama colectivo, pero absolutamente insensibles a cientos de tragedias familiares provocadas por los asesinatos de ETA». Bien saben que esa insensibilidad es falsa; en cualquier caso, queda muy bien eso de «aquel drama colectivo» en boca de quienes han despreciado a esos gudaris enterrados en tierra asturiana y a todas las víctimas del franquismo.