Bajo el paraguas del club vicedecano del fútbol navarro -el Iruña se fundó en 1939, solo superado en antigüedad por Osasuna-, en la temporada 2007-08 comenzó la andadura del equipo de voleibol femenino, primero como entidad diferenciada y después integrado como una sección más del club. «Se propuso diversificar, hacer algo diferente, ser los primeros en alguna modalidad deportiva, en la que también se pusiese especial énfasis en el tema del género», recuerda su presidente, Rafael Hernández. Y finalmente se optó por dicha disciplina «porque era un deporte muy practicado, con muchas licencias, pero sin un referente al más alto nivel», nos explica.

La progresión fue meteórica, con seis ascensos en otras tantas temporadas -«un caso sin parangón en el deporte navarro», resalta Hernández-, alcanzando la máxima categoría el año pasado. Sin embargo, el éxito deportivo no coincidió con la mejor coyuntura económica. «Hasta el último minuto no estábamos muy seguros de inscri- birnos en la Superliga, pues nos vimos obligados a rebajar un 40% el presupuesto del equipo», destaca. Se pasó de los 240.000 euros de la 2011-12 a los 150.000 de la actual.

Un recorte que no ha afectado al rendimiento competitivo del equipo que dirige la preparadora Ángeles Pérez, aunque en cierto modo el presidente ya se esperaba una buena campaña. «Hay tres grupos diferenciados en la categoría: los dos equipos riojanos -Haro y Murillo- son como el Barcelona y el Madrid de fútbol; después están los conjuntos canarios y algunos más, que lucharán por la permanencia; y luego estamos otro grupo de unos cuatro o cinco equipos que pelearemos por los puestos de la parte media y superior de la clasificación», describe.

El magnífico papel de la escuadra navarra trajo consigo también el reconocimiento individual. Así, cuando alcanzó la tercera plaza de la tabla hace apenas un mes, tres de sus jugadoras formaron parte del equipo ideal de la jornada, con especial mención para la líbero Elena Fernández, la única navarra que juega asiduamente, aunque en la plantilla también se encuentra la joven promesa Jaione Esain, procedente de Zubiri.

«Fue un pequeño detalle -admite con modestia la zizurtarra Fernández-, pues es fruto de las estadísticas, que dependen del lugar en el que juegues, en mi caso el apartado de la recepción. Pero hay muchos más factores que determinan si juegas bien o no, además del apoyo de las compañeras», matiza la jugadora local. A sus 21 años, y con seis temporadas ya a sus espaldas practicando el voleibol femenino -el año pasado tuvo que guardar descanso por estar de Erasmus-, Fernández se muestra sorprendida por el rendimiento de su equipo, aunque también deja claro «que pensaba que los rivales iban a tener un mayor nivel».

Cantera

La presencia de jugadoras locales es uno de los objetivos a medio plazo del Voleibol Iruña que, junto a otros clubes del herrialde, está empezando a trabajar la cantera, como ya lo llevan haciendo desde hace tiempo otros clubes en Gipuzkoa y Bizkaia. «Nuestro objetivo es llegar al mayor número posible de niñas para que practiquen esta modalidad. Ahora mismo estaremos del orden de entre 20 y 30 clubes en Navarra, que agruparán a unas 200 ó 300 deportistas. Este año, además, se ha constituido la Federación Navarra de Voleibol, lo que va a suponer un paso muy importante para impulsar este deporte», indica el presidente Hernández.

Para esta difusión, son condiciones obligadas el patrocinio empresarial y las ayudas institucionales. «En lo que se refiere a las primeras, tenemos la ventaja de que las hemos diversificado -GH, Ecay y Leadernet son los principales patrocinadores-, pero hay que fidelizarlas día a día. En cuanto a las segundas, esperamos que se incrementen este año por estar en una categoría superior», confía el máximo dirigente del club.