Pues no, la noticia de la aprobación de los presupuestos de Gipuzkoa no era una inocentada, y si alguien lo dudaba, ayer no tenía más que consultar la prensa de la caverna para asegurarse.

En `Las caras de la noticia' de «La Razón» aparecía, con una flecha hacia abajo, la portavoz del PSE en las Juntas Generales de Gipuzkoa, Rafaela Romero, porque«Bildu pudo sacar adelante lo presupuestos de Guipúzcoa de 2013 gracias a la decisiva abstención de los socialistas». Y en la información al respecto, afirmaba que «El acuerdo en las cuentas con el PSE permite a Bildu manejar 661 millones». Se da la casualidad de que esa formación es la que gobierna el herrialde y, por tanto, la que tiene la responsabilidad de gestionar ese dinero.

En el mismo diario, Carmen Gurruchaga se refería a la delicada situación en que se encuentra el PSOE y afirmaba que los socialistas guipuzcoanos han dañado al partido y «sus pretensiones electorales». Y aseguraba que «ambas formaciones coinciden en el mensaje según el cual lo importante no es con quién se pacta sino el contenido de lo pactado». Es decir, que lo importante no es buscar el mayor bienestar posible para las ciudadanas y ciudadanos, sino que haya buen rollito entre los que pactan,

También «Abc» se hacía eco de la aprobación de los presupuestos guipuzcoanos y, en su Enfoque, Álvaro Martínez se mostraba dolido por «el lamentable tránsito que están recorriendo los socialistas en su salida del Gobierno», por permitir «que el proetarra que manda en la Diputación de Guipúzcoa saque adelante sus presupuestos» y por no haber «consentido apoyar la cuentas para el año próximo presentadas en Álava por el PP». Igual resulta que las de Gipuzkoa son mejores. Después se centraba en la figura de Martin Garitano, «el mismo que apadrinaba y, como jefe, guiaba la mano de una tal Maite Soroa, pseudónimo tras el que se embosca un canalla entregado al soplo falaz y a señalar a la banda los políticos y periodistas malos». Servidora jamás ha tenido como jefe a Martin Garitano, pero estaría encantada de que así fuera. Y que hable de señalar quien cada vez que menciona al diputado general de Gipuzkoa lo denomina «proetarra» tiene su guasa. Se les va acabando el chollo de acallar a quien no comulga con su discurso nostálgico. A «los políticos y periodistas malos» no hace falta que los «señale» nadie, y a los malos periodistas, tampoco.