Floren Aoiz | www.elomendia.com
Mucho más que un agujero en la muralla
La Navarra oficial se ha visto desbordada por una cadena de movilizaciones y demandas populares que ha obligado incluso al PSOE a marcar distancias
Las piedras que amurallan la capital vasca, Iruñea, han asistido a tantos acontecimientos históricos que, si lográramos hacerles hablar, no podríamos lograr que callaran. Las tenemos, como se sabe, de diferentes épocas. Desde las supuestamente derruidas por los ejércitos de Carlomagmo, luego vapuleados en Orreaga, hasta las que los conquistadores españoles hicieron apilar a las gentes de Iruñerria tras la conquista, pasando por reformas, recuerzos y todo tipo de obras.
Posiblemente, de entre todas esas historias, las murallas no elegirían a Santiago Cervera con gorro y bufanda vigilado por un grupo de guardias civiles. Cuando se han visto ejércitos en combate, bombardeos, fusilamientos y todo tipo de barbaridades, las aventuritas de la CAN deben parecer anecdóticas.
Pero como no somos las piedras de la muralla de Iruñea, en este folletín nos va mucho más que un simple hueco en el muro. Como si se tratara de un agujero negro, ese abismo se ha tragado el cuento del milagro foral.
Se esfumó por el hueco el supuesto oasis navarro, adonde nunca iban a llegar la crisis económica ni el estallido de las burbujas financieras. Ahora ya sabemos que el supuesto blindaje ocultaba la intemperie social a la que ahora nos condenan quienes, por si acaso, llenaron a rebosar sus bolsillos y los de sus amigos durante esos supuestos buenos tiempos.
Con toda su importancia, lo de menos es si Santiago Cervera puede aspirar al récord Guinnes de la pardillez o había organizado un intento de soborno al presidente de Caja Navarra, José Antonio Asiáin. Lo que se ha robado es tanto, el daño que se ha hecho es tan inmenso y las consecuencias de ello van a ser tan duras que unos cuantos miles de euros no pueden desviar nuestra atención.
Durante este año 2012 que ahora nos deja la Navarra foral y española ha perdido una importante batalla en torno a los aniversarios de la conquista de Nafarroa en 1512 y las Navas de Tolosa en 1212. Aparentemente, solo se trataba de un debate entre interpretaciones de la historia. Pero, en realidad, era un pulso de mucha más importancia y cuyo alcance todavía no hemos podido vislumbrar en su conjunto.
La Navarra oficial ha sido totalmente incapaz de conseguir el consenso social en torno a su versión y además ha fracasado en su pretensión de celebrar la conquista y las consecuencias de la misma. Pero, sobre todo, se ha visto desbordada por una cadena de movilizaciones y demandas populares que ha obligado incluso al PSOE a marcar distancias, siquiera formalmente, con respecto a UPN y su agenda neoliberal.