Rusia instó al Gobierno sirio de Bashar al-Assad a hacer «cuanto pueda» por dialogar con la oposición con el fin de resolver el sangriento conflicto que devasta el país, declaró ayer el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov. «Hemos incitado activamente, como hacemos desde hace meses, al régimen sirio a hacer cuanto pueda por concretar sus intenciones de dialogar con la oposición», declaró.

Respondía así a una pregunta sobre la reunión que mantuvo el jueves en Moscú con una delegación siria encabezada por Faisal Mokdad, viceministro sirio de Relaciones Exteriores.

Rusia, uno de los últimos apoyos de Damasco, multiplica últimamente las reuniones sobre el caso sirio. El emisario internacional para Siria, Lakhdar Brahimi, llegará hoy a Moscú. Esto permitirá tener «una visión de conjunto con puntos de vista de las dos partes» en el conflicto en Siria, añadió Lavrov.

El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso envió una invitación al líder de la opositora Coalición Nacional Siria, Moaz el-Khatib, para participar en negociaciones sobre una salida al conflicto sirio, anunció ayer a la agencia rusa Ria-Novosti Mijail Bogdanov, uno de los viceministros de Relaciones Exteriores.

Precisó que el encuentro podría realizarse en Moscú o fuera de Rusia, en ciudades como Ginebra (Suiza) o El Cairo (Egipto). «La invitación ya ha sido transmitida. La recibió Moaz el-Khatib», indicó.

«Escucharemos lo que Brahimi tenga que decirnos y luego tomaremos una decisión relativa a los siguientes encuentros» entre Rusia, EEUU y la ONU, dijo el dirigente ruso, para añadir que tal encuentro podría celebrarse en enero.

Ayer a última hora, El-Khatib, rechazó la invitación de Moscú y exigió excusas de Rusia, gran aliado de Damasco.

El jueves, el portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Alexandre Lukachevitch, remarcó la necesidad de «iniciativas enérgicas para detener el baño de sangre» en Siria, pero desmintió un su- puesto acuerdo entre Rusia y EEUU para constituir un Gobierno de transición con poderes amplios en Siria que mantendría al presidente, Bashar al-Assad, hasta el fin de su mandato en 2014, una opción rechazada categóricamente por la oposición.