Amparo LASHERAS | Periodista
Un «uppercut» a Rajoy y al sistema
Comprender y solidarizarse o solidarizarse y comprender no es exactamente igual, pero es casi lo mismo. Ambas ideas, aisladas del contexto en que se han dicho, suenan bien, no son reprochables, al contrario, al escucharlas se tiende hacia una complicidad que inclina al altruismo. Hasta aquí todo va bien. Pero el lenguaje puede tener su lado oscuro. A veces resulta malévolo y en ocasiones cínico, sobre todo cuando se utiliza en el discurso neoliberal del fascismo camuflado en lo que hoy es la derecha española. «Comprensión y solidaridad con los recortes», exigió Rajoy ante la prensa para explicar su primer año de gobierno. Al escucharle, la empatía de las palabras salta por los aires y lo único que provoca es el impulso de cerrar el puño y dirigirlo a su rostro en un directo, un straigth-left que dicen los ingleses, un golpe encaminado a detener con dureza las entradas del contrario. Comprensión y solidaridad para aguantar con estoicismo las nuevas medidas que se avecinan en un 2013 en el que se superarán los seis millones de parados, en el que, probablemente, se acometerá una nueva reforma laboral y una revisión de los Pactos de Toledo para atacar las pensiones; en el que descenderá el poder adquisitivo, aumentará la pobreza y continuarán los desahucios. Comprensión y solidaridad para apoyar el gasto militar en Afganistán (más de 450 millones el año pasado) mientras el SMI tendrá un aumento de sólo 4 euros al mes. Y por si falta comprensión y solidaridad, todo está previsto. Se revisará el derecho a la huelga igual que el Código Penal, para, así, evitar que desde la organización popular y la desobediencia, lancen, de abajo a arriba, un uppercut que deje KO al sistema.