amistoso internacional de selecciones
La tricolor impuso su gol y su calidad
Paseo tricolor en el regreso a Anoeta, bien es verdad porque el rival elegido, Bolivia, dio una pobre impresión, pero también porque esta Euskal Selekzioa acreditó un enorme potencial y que se toma esta cita como si fuera oficial.
BOLIVIA 1
Joseba VIVANCO I
No fue una pachanga, pero casi. Y no porque los nuestros no se lo tomaran en serio, que lo hicieron, sino porque la diferencia de calidad e intensidad entre ambos equipos fue tanta como los kilómetros de mar que separan Euskal Herria del altiplano boliviano. A la media hora de juego, los jugadores de la tricolor, comandados por un imperial Xabi Alonso en la medular, guiados por banda derecha por un motivado Xabi Prieto bien secundado por Iraola, con la referencia en punta de la testa de un Aduriz en vena goleadora, y el ejercicio de transpiración de Toquero, habían dado carpetazo con un 4-0 a una victoria demasiado sencilla para lo que los aficionados al fútbol habríamos deseado en la única oportunidad que hay de contemplar al seleccionado vasco de año en año. Y no fue ese el único debe del encuentro, porque si el choque perdía interés debido a esa superioridad sobre el césped, todas las miradas y un buen número de silbidos de desaprobación se trasladaban a la parte del estadio desde la que los congregados no dejaron de lanzar bengalas a la pista, provocanco continuas e intensas humaredas que deslucían el encuentro.
La gota que colmó el despropósito de este partido navideño fue cuando a la media hora, en esa misma zona, se produjeron carreras del público hacia áreas aledañas y lanzamiento de un buen número de sillas arrancadas. La reivindicación mal entendida se volvía a colar de nuevo en este tradicional amistoso, en un Anoeta con demasiados asientos vacíos, pero donde -también es verdad- la mayoría de la grada -entre ella la colorida presencia de muchos seguidores bolivianos- vivió su propia fiesta, disfrutó de la ocasión y animó todo lo que pudo.
Una inocente y floja Bolivia
Sobre el verde del estadio donostiarra quedó de manifiesto que esta selección vasca supura calidad y buenos jugadores en todas sus líneas. Amorrortu y Etxarri dispusieron un once de salida con Xabi Alonso y Beñat en la medular, Ibai y Prieto en las bandas, Toquero de media punta y Aduriz arriba. A los dos minutos avisaban y a los nueve caía el primer gol de Aduriz, casi sin querer, empujando un balón asistido por un Xabi Prieto que se paseó por su banda.
A partir de ahí, ante una inocente Bolivia, un chollo en defensa y sin posibilidades arriba ante la compenetrada seriedad de la dupla realista Mikel González-Iñigo Martínez, los futbolistas vascos jugaron a su antojo. Sendas ocasiones de Aduriz y un típico disparo lejano y raso de Xabi Alonso fueron el preludio del segundo del `9' rojiblanco. A la fiesta se sumaba un participativo Toquero, de cabezazo inapelable, e Ibai empujaba a la red el cuarto tanto. Era el minuto 30. Los vascos bajaban algo el pistón, Bolivia trataba de poner en apuros a Iraizoz sin conseguirlo, Toquero e Ibai, por dos veces, volvían a tener el gol en sus botas, pero el castigo ya era no excesivo, pero sí hiriente.
Tras la reanudación, carrusel de cambios en las filas locales, con Mikel Rico y Oier Sajurjo en trando en lugar de Alonso y Beñat, y con Kike Sola por Aduriz, como posiciones más destacadas. Arrancó con menos chispa el juego, pero fue la primera ola completa al estadio iniciada gracias a la insistencia de cuatro forofos rojiblancos la que espoleó a la Euskal Selezkzioa para que, gracias a la calva de un enorme Toquero, subiera el quinto al marcador. Era el minuto 57. Segundo `parabrisas' y a celebrarlo. Ahora sí que la grada era una sola, banderas al viento y cánticos de rigor, incluido el clásico `español el que no bote'.
Minutos después, el gasteiztarra se despedía de Anoeta con una jugada individual y balón al poste, eso sí, solo y sin portero, pero entre una sonora salva de aplausos como no recibió otro jugador, con permiso de Eñaut Zubikarai, cuya entrada en lugar de Iraizoz poco después hizo atronar el estadio. Eran momentos de disfrute en la grada y también sobre el verde. Abajo, los de Amorrortu y Etxarri volvían por donde la primera mitad, mientras el rival como que quería pero no podía.
Los jugadores de la tricolor trenzaban a placer, sin apenas oposición, merodeando la portería sudamericana como Pedro por su casa. En definitiva, que la intensidad del partido perdió quilates y no porque los vascos cejaran en su empeño de agrandar la renta, sino porque el rival se le quedaba cada vez más y más pequeño, salvo al final, con dos estiradas de Zubikarai. A la media hora, una nueva ola daba la vuelta al estadio, mientras se dejaba escuchar algún cántico de apoyo a un Marcelo Bielsa que fue visto en los prolegómenos del partido ¡sacando su propia entrada en las taquillas!
Una jugada aislada permitió al juvenil Pontons materializar el gol del honor boliviano. Mera anécdota; el local Agirretxe, con el sexto, de testarazo, les puso en su sitio, culminando un paseo para una Euskal Selekzioa que reclama su oficialidad. Por deseo, por potencial y por goles.