Francisco Javier Mina I Plataforma Vasca de Solidaridad con Chiapas/ Txiapasekiko Elkartasun Plataforma
El EZLN y el fin del calendario maya
En la estrategia pacífica desarrollada por las comunidades zapatistas, la presencia de la sociedad internacional ha contribuido a frenar la impunidad de la que aún disfrutan los grupos paramilitares en Chiapas
El pasado 21 de diciembre, más de cuarenta mil indígenas pertenecientes al Ejército Zapatista de Liberación Nacional tomaron pacíficamente las plazas de cinco ciudades de Chiapas, en el Sur de México. Era el día en que se acabó un ciclo en el calendario maya y comenzó otro, y ese día las bases de apoyo del EZLN regresaron a las ciudades que hace 19 años tomaron con las armas, en lo que ha sido la mayor movilización zapatista desde el 1 de enero de 1994.
En estos casi 20 años de rebeldía indígena, las comunidades zapatistas han construido un sistema de autogobierno indígena basado en el principio de «mandar obedeciendo». En este sistema todas las autoridades son elegidas por el pueblo, pero ninguna elección se hace a través de partidos políticos, los cargos siempre son rotativos y nunca tienen carácter remunerado. Han desarrollado un sistema de salud y educación propios. Cientos de escuelas y decenas de clínicas funcionan en la selva Lacandona sin haber recibido nunca dinero de los gobiernos municipal, estatal ni federal. Han construido algo más que un enorme espacio de resistencia al neoliberalismo y sus consecuencias. Han construido un espacio de creatividad donde los pueblos organizadamente tratan de construir otras relaciones, otra sociedad, otro mundo.
Todo esto se ha construido con el esfuerzo de los pueblos indígenas, que tratan de construir un país y una modernidad donde acceder a la salud, la educación y el bienestar no suponga renunciar a su carácter de pueblos originarios; donde salir de la pobreza no suponga abandonar su lengua, su religiosidad ni sus costumbres; donde ser indígena no sea sinónimo de marginación, sino de dignidad.
En estos años se han realizado importantes avances en la liberación de la mujer en las comunidades zapatistas. Como han reconocido las propias autoridades zapatistas en más de una ocasión, aun falta camino por recorrer, pero lo cierto es que hoy hay mujeres que son autoridades de sus pueblos, educadoras o promotoras de salud, y esto era absolutamente impensable antes del levantamiento armado.
En estos días en que vivimos los comienzos de un nuevo baktun (un nuevo ciclo en el calendario maya), los pueblos originarios de México están luchan- do por crear un mundo mejor, «un mundo donde quepan muchos mundos». Y, lo que es más importante, lo están consiguiendo. Es justo decir que en el caminar de estos casi veinte años de rebeldía, las comunidades zapatistas han contado con la solidaridad de otros pueblos, entre ellos el pueblo vasco.
Desde el levantamiento armado de 1994, la sociedad vasca ha expresado de distintos modos su solidaridad con la rebelión zapatista. Cada año parten grupos de observadores y observadoras de derechos humanos que permanecen en aquellas aldeas susceptibles de ser atacadas por paramilitares a fin de evitar un enfrentamiento. En una estrategia pacífica como la desarrollada por las comunidades zapatistas, la presencia de sociedad civil internacional ha contribuido sensiblemente a frenar la impunidad de la que aún hoy disfrutan los grupos paramilitares en Chiapas.
Las ONG vascas han desarrollado importantes proyectos de cooperación en la selva Lacandona. Gracias a estos apoyos se han levantado clínicas y escuelas, se han hecho campañas de vacunación y de alfabetización, se han comprado tractores y se han creado cooperativas de producción.
Incluso las instituciones vascas se han solidarizado con esta lucha apoyando mediante la cooperación vasca distintos proyectos e iniciativas solidarias en territorio zapatista.
La lucha zapatista continúa, y se avecinan nuevas actividades e iniciativas por parte del EZLN. Hoy más que nunca debemos estar atentos y atentas a lo que sucede en Chiapas. Tras la movilización del 21 de diciembre, el Subcomandante Marcos volvió a la luz pública firmando este pequeño comunicado:
«¿Escucharon? Es su mundo derrumbándose. Es el nuestro resurgiendo. El día que fue día, era noche. Y noche será el día que será el día».