2013, UN AÑO PARA LAS SOLUCIONES : EKONOMIA
Ellas traerán la nómina y ellos deberán recoger a los niños del cole
Al comienzo de la crisis, dos de cada tres parados eran mujeres. 2012 se cierra con una distribución equitativa por sexos. Pero... ¿y si la tendencia no es la igualdad, sino que el mercado laboral prefiere ahora mujeres?
Aritz INTXUSTA |
Al igual que en el año que acaba, el paro será el principal problema de la sociedad vasca durante el año entrante. Resulta aventurado apuntar cuántas decenas de miles de vascos (y de hogares) no tendrán trabajo, y tampoco ingresos, de aquí a doce meses. Aun así, el tejido laboral está tan dañado que es más lógico pensar que la cifra de desempleados irá en aumento a que se produzca una recuperación digna de mención. El mercado laboral ha provocado una situación que solo puede calificarse como de emergencia social contra la que solo se han conseguido activar parches. Esta coyuntura desesperada ha hecho que pase desapercibido un fenómeno social más a largo plazo, que algunos ya han denominado como «la muerte del macho».
En julio del año 2009, el pensador estadounidense Reihan Salam quedó alarmado por los datos del paro. Salam, de la esfera republicana, dio la voz de alerta porque de cada cinco nuevos parados en EEUU, cuatro de ellos eran hombres. Otros analistas políticos empezaron a sustituir la palabra «recession» por «he-cession» (juego de palabras traducible por «cesión de él»), puesto que esta nueva crisis se cebaba con los trabajos de corte físico, monopolizados por hombres, y se mostraba más suave con los empleos cualificados donde hay mayor tasa de trabajadoras. Salam, entonces, publicó un arriesgado artículo titulado "La muerte del macho", en el que postulaba que esto supondría un cambio de roles global y, quizá, definitivo. Aseguraba que el trabajo físico no cualificado no se recuperará o lo hará con menor vigor y, mientras, las mujeres que cuentan con una mejor titulación, serán quienes traigan el mejor sueldo (o el único) a casa.
Tres años después de su publicación, hay datos en Euskal Herria que parecen corroborar esta tesis. Todo apunta a que, por primera vez en la historia, 2013 acabará con más parados que paradas.
Si nos vamos al tercer trimestre de 2007, cuando se empezó a sentir el derrumbe de Lehman Brothers que dio origen a la crisis actual, Hegoalde tenía unos 24.000 parados y 53.000 paradas. A lo largo de estos cinco años, esta diferencia ha ido diluyéndose a ritmo vertiginoso hasta casi desaparecer. Con datos de la EPA para Nafarroa y de Lanbide para Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, la suma total de desempleados en el tercer trimestre de 2012 fue de 106.000 parados frente a 104.000 paradas. Es decir, hace tan solo cinco años, dos tercios de los desempleados eran mujeres y ahora la situación roza la paridad.
Los datos generales del Estado español reflejan este fenómeno como un espejo y, prácticamente, calcan las proporciones. El 2007 se cerró con 885.139 varones en paro frente a 1.244.408 mujeres. Desde entonces, la tasa de paro masculina se ha triplicado, mientras que la femenina, se ha doblado. El último informe de la EPA cifra en 2.392.696 los hombres sin empleo y en 2.440.825, las mujeres. Porcentualmente, la diferencia a favor de los hombres es tan raquítica que no llega al 1%.
¿Y si la tendencia no es equiparar ambos sexos, sino invertir de raíz la situación? En ese caso, las mujeres darán un vuelco histórico a la realidad económica vasca y, al ritmo que va, probablemente lo den este mismo año. La cola del paro estará compuesta mayoritariamente por hombres. Y, por lógica, si ella es quien trabaja, él deberá de asumir los roles que, tradicionalmente, han sido ocupados por las mujeres, como el hogar o el cuidado de los niños.
Cabe remarcar que el cambio de tornas pronosticado por Salma aún no ha llegado. Todavía la incorporación de la mujer al mercado laboral no es tan alta como la de los varones. Actualmente, en Hego Euskal Herria hay 602.100 hombres trabajando y 521.900 mujeres (una diferencia de 80.200). No obstante, visto en perspectiva, el empoderamiento de la mujer es palpable, dado que antes de la crisis, la diferencia a favor de los hombres era de 183.700 trabajadores. La ventaja de los hombres, por tanto, es menos de la mitad que hace cinco años.
Del trabajo físico a la casa
Este teórico estadounidense de origen bangladesí asegura que los hombres han mantenido su hegemonía laboral gracias al «doping» del Estado. La burbuja inmobiliaria impulsada por los poderes públicos ha servido no solo para crear puestos de trabajo masculinos, sino también para que ellos cobren más que ellas. «En Estados Unidos, el auge del sector de la construcción generaba puestos de trabajo relativamente bien pagados para los trabajadores relativamente no cualificados que constituían el 97,5% de su fuerza laboral, con un promedio de 814 dólares semanales. En cambio, los puestos de trabajo típicamente femeninos de la sanidad tienen un salario de 512 dólares semanales y, los del comercio, unos 690 dólares semanales», según la traducción de «La muerte del macho», publicada por la revista «Foreign Policy». La burbuja alimentó también otros sectores masculinos, como el transporte o las canteras dando trabajo y sueldos altos a los hombres.
De forma recurrente, se habla de la diferencia salarial entre hombres y mujeres. En este punto, cabe remarcar que hombres y mujeres cobran lo mismo cuando ocupan igual puesto. Precisamente, la desigualdad se da en que los trabajos mayoritariamente ocupados por varones están mejor remunerados.
Si la construcción no levanta cabeza, cosa bastante probable, estos trabajos masculinos no volverán. Por tanto, todo hace intuir que serán los trabajadores bien preparados los que más pronto hallarán la forma de encontrar un empleo. Las estadísticas vuelven a apuntalar esta hipótesis a día de hoy. Este año, la distribución del paro no fue uniforme, sino que el desempleo castigó con más fuerza a quienes no cuentan con estudios. De tal forma que, en el Estado español, el paro afecta al 29,8% de quienes no obtuvieron el graduado, mientras que entre quienes obtuvieron titulación universitaria el desempleo afecta al 11,4%. Y en este aspecto, las mujeres parten con ventaja de cara al futuro. Seis de cada cuatro nuevas licenciaturas en la CAV y Nafarroa tienen rostro de mujer y, por lo general, las mujeres obtienen esos títulos con mejores notas.
Es pronto para ver cómo se sale de esta crisis, pero los argumentos para que la tortilla se dé la vuelta y que, a futuro, el principal sostén económico de las familias sean mujeres, tienen peso. Puede que los últimos «machos» estén agonizando, y Salma avisa de que puede que no acepten la nueva situación, que quedarse en casa esperando a su compañera llegar cansada del trabajo les «frustre» y que la frustración genere conflictos hoy desconocidos. A fin de cuentas, Salma es un conservador que ve con recelo el cambio. Otros muchos pensarán que ya era hora y, quizá, mirarán al futuro algo más esperanzados.