Es una voz antigua del oficio farandulero en general, sastra. Lo de vestuarista, estilista, ayudante de sastrería es una cuestión nominativa de plantilla, no de uso común. Por eso, cuando a Paula Vázquez, en plena retransmisión de las campanadas, en sus momentos previos, tuvo problemas con su vestido, y Carlos Sobera, no tuvo la maña suficiente para solucionar el engorro, tuvo que entrar en plano, la sastra. Y así, una sastra se convirtió en la chica más famosa de su barrio, al menos para aquellos que estaban conectados en ese momento a Tele 5, o mejor dicho a todas las cadenas de Mediaset, que se notó de manera muy obvia la bajada de presupuestos en todos los canales y cadenas.

No confundir con modista, ni con diseñadora, no, la sastra es la persona que arregla en el momento adecuado todos los elementos posibles, con un simple imperdible o con una puntada gruesa cualquier desliz indumentario surgido de improviso para que aparezca en pantalla con prestancia cualquiera, pongamos que sea Iñigo Urkullu, que a mí me da un poco la risa, porque o yo no soporto bien el cava francés, o le pusieron a las cámaras con las que grabaron su discurso la famosa media de seda que le ponen a Sarita Montiel para que luzca mejor, para que parezca más irreal, como un ser que flota, y que solamente con su guapura natural ya nos deja a todos y todas ganados para su causa, que es, si yo no he entendido mal, apretarse el cinturón, cosa que es de una imaginación desbordante.

Porque a Angela Merkel ni las sastras le puede recomponer su natural desaliño, y en su discurso de fin de año nos advirtió con un lenguaje más elaborado de que iba a ser el 2013, «un año más complejo», lo que traducido al lenguaje de la sastra y el mío, quiere decir que agárrense que vienen más recortes, más abismos y montañas rusas económicas. Por lo demás, bien, ahora comprendo porque ponen en todos los decorados de los especiales el número del año en grande. Es para que no nos confundamos; como son siempre iguales, con los mismos cantantes, para que el que está de guardia en continuidad no se equivoque. Un aplauso para todas las sastras de todos los platós, sets de grabación y teatros.