Fernando Llorente fotografiado con los alevines de la Juventus en un torneo navideño en Tenerife, mientras responde que «el fútbol tiene estas cosas» a un niño que le pregunta por qué se va del Athletic. No pasaría de ser una mera anécdota, la última, si no fuera porque cada paso que da desde hace meses el jugador de Rincón de Soto se magnifica y convierte en un suma y sigue.

Quizá sea porque los propios medios de comunicación recrecen la bola de nieve mediática, o quizá porque, como puntualizaba estos días el periodista y colaborador de nuestros ``Rugidos rojiblancos'' Beñat Zarrabeitia, «desde que le cerraron la puerta a su hermano -se supone que en Ibaigane- no evita casi nada». Y hoy pide unas camisetas a sus amigos madridistas y mañana se saca fotos con los canteranos de su futuro club. La cuestión de fondo, una vez que desde esta semana el `9' rojiblanco tiene las puertas abiertas para negociar legalmente su futuro a partir del 30 de junio, es ¿y de Llorente qué?

Parece evidente que, de no mediar un infortunio en forma de lesión o drástica baja forma del enrachado Aritz Aduriz, Llorente se va a pasar lo que le resta de temporada, literalmente, chupando banqueta. Sabido es que al jugador le cuesta coger la forma física ideal y para ello necesita tiempo y partidos. Y no tiene ni uno ni otro. El calvario de aquí hasta junio parece asegurado, sobre todo cada vez que pise el césped de San Mamés.

Una situación de impasse que le va a perjudicar seriamente en sus aspiraciones de estar presente en el próximo Mundial de Brasil en 2014, toda vez que serán otros jugadores los que se ganen seguramente la hipotética clasificación, cuyo último partido lo jugará España en octubre de 2013. «Me da mucha rabia no ir con la selección», confesaba el ariete de Rincón de Soto en noviembre pasado. Y quedarse sin Copa del Mundo le dolerá aún más.

Será el principal daño colateral que deberá asumir un Llorente que tendrá que atinar, también, con su enigmático futuro equipo. Él insiste espúreamente en que ahora mismo solo le importa el Athletic, pero lo cierto es que desde hace tiempo su cabeza está lejos de Bilbo, y más a partir de ahora. Está claro que su próxima parada será un equipo de Champions, porque en otro caso para este viaje no habrían hecho falta estas alforjas, y ahí Inglaterra o Italia se antojan sus pistas de aterrizaje.

Inglaterra, difícil

Cuando se habla de un delantero de sus características siempre se mira a la Premier League, algo que no desdeña el futbolista. El problema es que allí los equipos punteros tienen cubierto ese puesto: el Manchester United con Van Persie -y puede que en breve con el polaco del Dortmund Levandovski-; el Manchester City con los Agüero-Tévez-Balotelli-Dzeko; el Liverpool con el olfato de Luis Suárez y el inminente fichaje del joven delantero blue Daniel Sturridge; el Chelsea se dice que negocia con el poderoso ariete Demba Ba, del Newcastle... Quizá el Arsenal de Wenger pueda ser el tapado, aunque en su nómina haya delanteros como Podolski, Giroud o Gervinho, si bien ninguno ha hecho olvidar a Van Persie.

El hecho es que casi todas las quinielas dan por hecha su llegada a una Juventus que sí es verdad que necesita un `9' de garantías para fortalecer su ataque, pero que también se cuenta que negocia la incorporación del elefante Didier Drogba para esta campaña y otra más. Y en esas anda también el Milan de Berlusconi, que ha llamado ya al costamarfileño, tras vender a Pato y Robinho en Brasil.

A favor de Llorente juega que si los equipos europeos de más renombre buscan un `9', se ha quitado de encima un rival en esa carrera porque el holandés Jan-Klass Huntelar, que sonó para el Arsenal estos días, acaba de renovar por el Schalke. Pero a su vez se le aparece otro posible competidor si se confirman los rumores sobre la futura salida del `Guaje' David Villa del Barça y su puesta en el mercado.

Pase lo que pase con el futuro de `9' rojiblanco , nadie duda de que los rumores sobre su destino se acrecentarán en los próximos meses y en nada le beneficiarán ni a él mismo ni al equipo, sobre todo cuando se sepa con certeza su próximo club. Seis inevitables meses de un continuo ¿y Llorente qué?