Los rebeldes centroafricanos frenan su avance hacia la capital para negociar
El movimiento rebelde Seleka ha frenado su avance hacia la capital de la República Centroafricana, Bangui, y se ha mostrado dispuesto a negociar, aunque insiste en exigir el cese del presidente, François Bozize.GARA | BANGUI
Los rebeldes centroafricanos anunciaron ayer que frenan su avance hacia la capital, Bangui, y aceptan comenzar a negociar con el Gobierno centroafricano. El presidente de la República Centroafricana, François Bozize, afirmó estar dispuesto a un diálogo sin condiciones para formar un gobierno de unidad nacional, pero el portavoz del movimiento rebelde Seleka, Eric Massi, insistió en la exigencia de que Bozize abandone el poder, «porque ponemos en duda su sinceridad». El presidente cesó ayer a su hijo Jean Francis Bozizé del cargo del ministro de Defensa, así como al jefe del Estado Mayor del Ejército.
Fuentes diplomáticas confirmaron que las negociaciones tendrán lugar el próximo martes en Lilbreville, dirigidas por el presidente congoleño, Denis Sassou Nguesso. El movimiento Seleka ha tomado varias ciudades en el centro y el norte del país desde que inició su ofensiva el pasado 10 de diciembre. Actualmente, se encuentran en Sibut, a 160 kilómetros al norte de Bangui y una fuerza multinacional -la Fomac- se interpone en su camino hacia el siguiente objetivo, la ciudad de Damara, a 75 kilómetros de Bangui.
La Fomac ha advertido a los insurgentes de que cualquier intento de avanzar será considerado como «una declaración de guerra», lo que supone «implicar a los diez estados de Áfrcia Central. No creo que lleguen hasta ahí», afirmó el general Jean-Felix Akaga, al mando de la Fomac. Sus efectivos se componen fundamentalmente de tropas de Chad, cuyo presidente, Idriss Déby Itno, que a su vez preside la Comunidad Económicac de Estados de África Central (Ceeac) ya advirtió el lunes de que Damara supone «una línea roja» que no deben traspasar ninguna de las partes.
Aunque el avance insurgente se haya detenido, cuatro personas murieron el martes en la ciudad de Ngakobo, tras una tentativa de saqueo en una azucarera por parte de rebeldes. Y en la capital, respondiendo al llamamiento de presidente, se levantan barricadas para hacer frente a una posible incursión rebelde. «Pedimos los papeles, verificamos si la personas habla sango. Si no lo habla, es automáticamente sospechoso y se le lleva a la gendarmería», afirma un joven en uno de los controles. El sango no es hablado por las poblaciones del norte, de mayoría musulmana, de donde son originarios la mayoría de los rebeldes. Un joven fue abatido al intentar huir en uno de eseos controles el pasado lunes.