La derecha enarbola la anexión de Cisjordania para atraer el voto colono
Tres partidos de la derecha israelí, entre ellos dos llamados a ser parte de la próxima coalición gubernamental, contemplan seriamente la anexión de Cisjordania, apenas un mes después del voto de la ONU a favor de un Estado palestino sobre la base de las fronteras de 1967. El Partido Laborista israelí anunció que no gobernará con Benjamin Netanyahu tras su previsible victoria en las elecciones del próximo día 22.
Michael BLUM (AFP) | TEL AVIV
Los candidatos de tres partidos de la derecha israelí, entre ellos el Likud de Benjamin Netanyahu, convirtieron en promesa electoral la anexión de Cisjordania por Israel durante un acto de campaña ante una audiencia de 600 personas, la mayoría colonos.
«Tenemos que empezar a hablar de ello porque será parte, espero, de la agenda del próximo Gobierno», señaló el ministro de Información, Yuli Edelstein. «No tenemos ningún interlocutor del lado palestino para alcanzar la paz, por lo que debemos buscar una alternativa», añadió este ministro cercano a Netanyahu.
Varios candidatos a diputados por el Likud -cuya lista está muy inclinada hacia la derecha extrema- comparten esa opinión. «Nuestro derecho histórico sobre esta región debe ser concretado por la aplicación de la ley israelí sobre Judea y Samaria (Cisjordania)», estimó Yariv Levin, actual diputado del partido.
En el debate del martes por la noche se abordaron «las consecuencias de la aplicación de la soberanía israelí en Cisjordania sobre la comunidad internacional»; «las reacciones del mundo árabe a la anexión» y «el estatuto de los árabes de Judea y Samaria tras la anexión». Estas cuestiones, que interesaban solo a una franja minoritaria de la extrema derecha, atraen en esta campaña al electorado del derechista Likud y del ultraderechista religioso Habait Hayehudí, que nunca las habían recogido en sus programas.
«Nadie hablaba de ello hace cinco años y ahora puede convertirse en tema de debate durante la próxima sesión parlamentaria», se felicitó Yehuda Glick, uno de los organizadores del coloquio.
Naftali Bennett, líder de Habait Hayehudí, defiende la anexión de la zona C de Cisjordania, más del 60% de ese territorio palestino ocupado, en donde Israel mantiene un control militar y civil.
El también ultraderechista Otzma Israel propone anexionar toda Cisjordania. «Presentaremos una proposición de ley de anexión de toda Judea y Samaria, y del valle del Jordán en la próxima Knesset (Parlamento)», explicó Arié Eldad, su líder.
Crear el clima propicio
Para el ministro Yuli Edelstein, del Likud, «son necesarias varias etapas antes de la anexión, ya que esto no arreglará el problema de esos territorios». «Debemos crear un ambiente (propicio) en la comunidad internacional para que poco a poco se acepte esta anexión», explicó.
Según los organizadores del coloquio, el 73% de las personas que votan por uno de estos tres partidos están a favor de la anexión.
El voto de unos 340.000 colonos es en uno de los principales temas de campaña. Según una encuesta del Habait Hayehudí, la mayoría de los colonos votaría por este partido, mientras que en 2009 lo hizo por el Likud.
A dos semanas de los comicios, diputados del Likud instan a Netanyahu a adoptar el «Informe Levy», que dice que las colonias israelíes en territorios ocupados «no son ilegales», para frenar la pérdida de electores a favor de la extrema derecha.
Tras semanas de ambigüedad, el Partido Laborista anunció ayer que no entrará en una coalición de Gobierno que lidere Netanyahu tras su previsible victoria electoral del próximo día 22.
En un intento de atraer el voto de centro, su líder, Shely Yajimovich, explicó que «tras la escalada y radicalización en las posiciones de Likud Beitenu (la lista conjunta del derechista Likud y el ultranacionalista Israel Beitenu, de Avigdor Lieberman) en todos los ámbitos -socioeconómico, diplomático y de seguridad-, el Partido Laborista sigue siendo la única alternativa y no se sentará en el Gobierno de Netanyahu».
Agregó que el laborismo «hará todos los esfuerzos posibles para liderar una coalición que constituya una alternativa al Gobierno de extrema derecha espoleado por la competición sobre quién es más extremista entre Bennett y Netanyahu-Lieberman».
Israel ha intensificado sus redadas en Cisjordania, que han provocado fuertes enfrentamientos con la población local palestina, para intentar cortar de raíz cualquier protesta que pueda derivar en la tercera Intifada.
«Efectivamente hay un cierto despertar (palestino), así que hemos tomado la decisión de fortalecer nuestras actividades de inteligencia y proceder a la detención de miembros de Hamas y de otras organizaciones que actúan contra Israel», señaló a AFP un responsable de la seguridad israelí.
Esta nueva política «comenzó hace unos días y se reforzará», afirmó el funcionario desde el anonimato.
Pero sobre el terreno, esta estrategia puede, por el contrario, atizar las tensiones. Dos veces esta semana, el martes y ayer, miembros de las fuerzas especiales israelíes en misión para detener a «sospechosos» palestinos han sido apedreados por una muchedumbre enfurecida, contra la que los soldados sionistas dispararon fuego real, balas de goma y gases lacrimógenos, hiriendo a decenas de personas.
Ghassan Khatib, uno de los líderes de la primera Intifada (1987-1993) sostuvo que estos enfrentamientos son «espontáneos» y son «resultado de la peligrosa combinación de una completa falta de horizonte político y una grave crisis económica y financiera que se ha traducido en un aumento del desempleo y la pobeza». «La situación es insostenible», subrayó.
Por su parte, el servicio de seguridad interna israelí, Shin Beit, ligó estos choques en Cisjordania a la ofensiva sionista de noviembre contra Gaza. «En respuesta a esa operación, en Jerusalén y Cisjordania se registra un mayor nivel de violencia», indicó. Steve WEIZMAN (AFP)
Más de 500 beduinos palestinos, incluidas mujeres, ancianos y niños se vieron obligados el miércoles a abandonar sus hogares en los territorios ocupados del Valle del Jordán, al norte de Cisjordania, como consecuencia del inicio de unas maniobras militares por parte del Ejército israelí.