El Gobierno francés se propone ayer aplicar un programa de reformas que pasa por la renovación del sector público para enfrentarse a las consecuencias de la crisis económica. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, reunió a los miembros del Ejecutivo en el Palacio del Elíseo, en un acto solemne en el que quiso hacer visible ese compromiso y propuso crear un «nuevo modelo para que Francia salga de la encrucijada en la que se encuentra y revisar el papel de los poderes públicos para recuperar la potencia económica del país». Aseguró que hace tiempo que el Estado «ha abandonado su función estratégica» y que «el gasto público ha perdido su eficacia».