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Raimundo Fitero

En negro

 

La televisión pública madrileña que se convirtió en soporte de las ambiciones políticas privadas de Esperanza Aguirre, no encuentra quien la compre. Telemadrid está en huelga, en oscuro total, desde hace muchos días, tanto que el actual presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, tuvo que emitir su mensaje navideño por Internet. Los trabajadores están en lucha porque van a despedir a una barbaridad de ellos, que es el paso previo para su privatización, pero nadie la quiere comprar.

Es una sensación muy especial zapear y encontrarse un canal diciendo que no emite por huelga. Y todavía es más especial es que ese negro con letras moviéndose atravesando la pantalla en la parte baja, sea casi constante, que no se recuerde cuándo emitió normalmente. Es una lucha larga, desigual, muy complicada de cubrir por los otros medios, llevada a unos extremos que parecen de difícil retorno. El arreglo se antoja imposible, pero el cierre definitivo, el despido masivo, es un desembolso de dinero muy grande, y por ello están intentando venderla, para pagar esas indemnizaciones.

El que nadie se interese por esta emisora, sus edificios, sus señales, es un síntoma. Los canales que ocuparon la TDT, no han funcionado. Aquellos que forman parte del bloque de canales de las cadenas comerciales hegemónicas, el llamado duopolio, logran unas audiencias pequeñas, pero que al menos restan a la competencia, y con algún canal al que van alimentando con programaciones atractivas que están alcanzando audiencias suficientes. Las cadenas autonómicas partidistas, tan politizadas ellas, no solamente en sus informativos, sino en su gestión, pueden considerarse en términos generales uno de los grades fracasos políticos, y televisivos. En el mercado no se sustentarían.

Por eso hemos pensado siempre que la probabilidad de privatización es más un asunto doctrinario que una medida estratégica. A no ser que estando Telemadrid en negro, la vendan en negro, es decir, la cedan, la malvendan, hagan algún trapicheo con algún empresario afín. Ni así se puede asegurar su viabilidad. Hay que prestar atención a lo que está sucediendo con Telemadrid porque puede ser una avanzadilla.