No acertaron los mayas vaticinando el fin del mundo, así que a falta de un fin espantoso deberemos contentarnos con un espanto sin fin. Qué le vamos hacer, paciencia hermanos. Toca resignación.

El mismo día en el que mueren dos impacientes que, llevados por la desesperación de no poder vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, habían dado fuego a sus cuerpos, ese mismo día, el paciente Rato, otrora vicepresidente y ministro de Economía, director gerente del FMI y Presidente de Caja Madrid y de Bankia, es nombrado consejero de Telefónica, empresa privatizada siendo Ministro de Economía ¿adivinan quién, queridos lectores? Efectivamente, el mismo Rodrigo Rato entregósela a César Alierta, actual presidente.

Cuando dirigía el FMI, una taimada crisis económica se le vino encima al «mejor economista de España», al «más preparado de todos»; de malas maneras, sin avisar dio al traste con la bonanza por él profetizada. No supo ver la que nos venía encima decían los que gustan de criticarlo todo. ¿Acaso él se vino abajo? En ningún momento mostró flaqueza alguna el templado economista. Lejos de amilanarse hízose con la presidencia de Caja Madrid y promovió la fusión con otras entidades creando Bankia también presidida por él ¿Quién no lo recuerda repicando la campanita dorada anunciando la salida de Bankia a Bolsa? Un virtuoso del badajo. Invitándonos a convertirnos en banqueros: «Hazte Bankero» desde sólo mil euros decía la publicidad. Lo que parecía una invitación resultó una premonición de carácter obligatorio (24 mil millones de euros de dinero público ha costado de momento la nacionalización) a cambio de nada. Nacionalización de las pérdidas se llama a la buena nacionalización; si, por el contrario, fuese nacionalización de los beneficios, sería algo malo. Caeríamos en el terrible bolchevismo.

No se encontrará solo nuestro privatizador del beneficio. En la privatizada Telefónica se encuentran Eduardo Zaplana, expresidente de la Generalitat Valenciana; Javier de Paz, ex secretario general de las Juventudes Socialistas; Narcís Serra, exvicepresidente; los exjefes de la Casa del Rey Alberto Aza y José Fernando Almansa; Alfredo Timmerman, exjefe de Gabinete de Aznar; Iván Rosa Vallejo, esposo de Soraya Sáenz de Santamaría; Paloma Villa, esposa de Eduardo Madina, entre otros. No coincidirá, de momento, con Iñaki Urdangarín, Duque de Palma, que decidió tomarse una excedencia al estar ocupado en otros asuntillos.

Ya veis, queridos, la misma crisis, a unos les hunde en los abismos de la desesperación haciéndoles invivible la propia vida, tanto que le ponen fin; para otros, en cambio, la misma crisis les proporciona ocasiones con las que aumentar todavía más su patrimonio consolidándolos en las cumbres económicas.

Qué cosas tiene la economía en una democracia de ciudadanos con los mismos derechos y las mismas obligaciones, lo que en unos genera pérdidas y, por ende, pobreza; en otros, todo son beneficios y riqueza.