Diez partidos, diez triunfos. Poca queja tienen esta temporada los aficionados del Eibar, que cuenta por victorias todas sus comparecencias ligueras en Ipurua. Ni siquiera los dos equipos de Primera, Athletic y Málaga, que han cursado visita copera al estadio eibarrés, han conseguido batir a los armeros y se han tenido que conformar -y dar por muy bueno, teniendo en cuenta como se desarrollaron ambos choques- con el empate.

Al equipo de Gaizka Garitano le toca, precisamente, concentrarse ya en intentar que otro galáctico pise Ipurua en breve. Mañana a primera hora viaja a Málaga con la ilusión de meterse en la ronda de cuartos del torneo del k.o. Pero antes quiso dejar los deberes hechos. La escuadra armera tiene muy claras sus prioridades. Empezando por su técnico que, pese a recibir a uno de los rivales más flojos del grupo, no se reservó prácticamente nada en el regreso a la competición. Y es que el Eibar no solo tenía la posibilidad de seguir quemando etapas en su camino al play-off, sino incluso de alcanzar el ecuador de la Liga en lo alto de la clasificación. Aunque eso ya dependía de terceros y el Alavés tampoco falló en su envite.

Segundo, por tanto, concluye la primera vuelta el cuadro guipuzcoano, que además une a los resultados una imagen inmaculada. O casi. Porque ayer, sin ir más lejos, le costó imponerse. Un Racing más disciplinado de lo esperado, no solo lanzó un par de zarpazos bien dirigidos, tirando de la calidad habitual de los filiales, sino que también supo replegarse, cerrando líneas y complicando las entradas de su anfitrión. Hubo que esperar, así, unos cuantos minutos para que las buenas intenciones del Eibar cuajasen en acciones de peligro.

Aunque cuando lo consiguió, el cuadro azulgrana tiró del instinto letal que le ha convertido en el más goleador de la categoría, adelantándose en el marcador en el que fue prácticamente su primer remate bien dirigido. Un córner, a la media hora, botado por Arroyo, que Raúl Navas cabeceó al larguero para que Yuri -aficionado a los goles de bella factura- rematase a gol definitivamente con una chilena en el área pequeña. Pudo ampliar ventaja el Eibar en los minutos posteriores, pero también pudo irse con el susto en el cuerpo si Xabi no se hubiera adelantado para abortar la intentona de Pereda justo antes del descanso.

El paso por vestuarios le sentó bien al conjunto local, que regresó al césped decidido a sentenciar el choque. Necesitó menos de diez minutos para conseguirlo. Amagó con un balón que Pedro sacó sobre la misma línea -se levantaron algunas manos reclamando gol-y golpeó con un contragolpe perfecto de Arroyo y Mainz que acabó anotando el maño.

Se diluyó el Racing ante un rival decididamente cómodo, que controló el encuentro sin problemas y que incluso pudo ampliar su ventaja en un par de acciones muy claras.