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IBILIZ IBILI | Javier Iturritxa

El Soila, una de las ascensiones estrella de la montaña alavesa

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Esta es una de las ascensiones estrella de la montaña alavesa, ya que haciéndola veremos árboles catalogados por su enorme tamaño. Atravesaremos el corredor que forman el «dedo» del Soila y dicho monte. Recorreremos las dos vertientes de la montaña, la este y la oeste. Treparemos un fácil pasamanos equipado con cuerda. Veremos el «ojo» del Soila, también un desfiladero que forman dos montañas... Si no te quieres pasar a hacerla, allá tú.

Desde el aparcamiento atravesaremos la carretera y subiremos por la pista que nos aparece justo enfrente. Así llegaremos a otra pista mucho más marcada, donde giraremos a la derecha para llanear unos 50 metros. Es entonces cuando torceremos a la izquierda para seguir subiendo.

Avanzaremos por esta nueva pista sin salirnos en ninguna de sus ramificaciones, metiéndonos de esta manera en el Parque Natural de Izki. Pasaremos una langa y en el primer sendero que veamos a la izquierda nos meteremos. Llegaremos con las mismas a un nuevo cruce en el que giraremos a la derecha. En este nuevo sendero encontraremos alguna desviación. Nosotros lo que tenemos que hacer es seguir el sendero principal marcado por mojones.

Atravesaremos una langa y el sendero se pondrá en el filo de la montaña. El camino sube ahora de frente sin rodeos a la cuesta, y os pondrá a tono. Según subimos, tendremos la oportunidad de ver esos míticos árboles de los que os hablé. Están señalados con carteles, en los cuales nos indican de qué especies son: tejos, avellanos... También pasaremos un tramo rocoso equipado con cuerda de grado I o II.

Poco después de superar el tramo rocoso el sendero se tuerce hacia el norte y llanea. Entonces veremos una bifurcación, cogeremos el sendero de la derecha, el de abajo, y continuaremos avanzando. Atravesaremos ahora unas enormes pedreras, quizás más típicas de montañas con una mayor altitud... pero que le añaden más atractivo al recorrido. Por cierto, en la zona de pedreras podréis ver el tejo más grande que jamás os hayáis imaginado, para que luego digan de las secuoyas de América...

Nuestro sendero sigue ascendiendo suavemente hacia el norte. El filo de la montaña y su paredón, en cambio, descienden, el cruce es inminente. Y ese cruce se produce a través de otro tramo equipado con cuerda. Sortearemos así una trepada de I-II y, por último, haremos un pasamanos que nos dejará en el filo.

Desde el filo seguiremos por un sendero que asciende hacia el sur y nos lleva hasta la cumbre del Soila (989 metros). Por cierto, al lado de la cumbre del Soila podremos ver su bonito «ojo» al estilo de los que hay en el Ungino u otros montes.

Volveremos ahora sobre nuestros pasos y cogeremos el primer desvío a la izquierda que veamos. Este nuevo sendero baja hasta morir en una pista. Seguiremos descendiendo ahora por la pista hasta que veamos a nuestra izquierda un sendero que sube dirección sureste, lo cogeremos. Este nuevo sendero asciende hasta dejarnos en un collado. En dicho collado obviaremos un desvío a la izquierda dirección norte, que a buen seguro también nos llevaría de nuevo a la cumbre del Soila.

Sin embargo, nosotros seguiremos de frente por el sendero, pasaremos a la derecha una mole rocosa con forma de «dedo» y un poco más adelante llegaremos a un mirador. Este es un lugar perfecto desde el cual observar el desfiladero que forman el monte Soila y el monte Muela.

Dicho sendero muere en el nacimiento de una pista. Solamente nos resta descender por dicha pista sin salirnos en ninguno de sus desvíos. Es así como volveremos al punto que llamé «Cruce derecha». Solo nos resta desandar nuestros pasos hasta el coche.

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