El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, descartó ayer decretar una amnistía para los guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) aunque dejó claro que los agentes de su servicio secreto continuarán dialogando con esta organización para intentar poner fin a un conflicto que se prolonga desde hace tres décadas.

El principal asesor de Erdogan aseguró la semana pasada que el Gobierno turco ha estado discutiendo con representantes del PKK para acordar su desarme. El pasado jueves, dos parlamentarios kurdos hicieron una inusual visita al líder del PKK, Abdullah Öcalan, en prisión.

Aunque las autoridades turcas han mantenido conversaciones con miembros del PKK en anteriores ocasiones, los contactos siempre se han mantenido en secreto y parecían haberse encallado, por lo que este último anuncio de diálogo entre el Gobierno turco y el PKK ha alimentado las expectativas.

Erdogan explicó que Turquía afronta estas conversaciones con un doble enfoque: con el diálogo con Öcalan, que permanece en la isla-prisión de Imrali desde 1999 y con las conversaciones con los políticos kurdos.

«Las conversaciones con Öcalan no son un nuevo proceso. Ya he dicho antes que negociaremos con políticos kurdos y lucharemos contra el terrorismo», afirmó Erdogan a la prensa antes de abandonar el país para una visita oficial a África Occidental.

Erdogan descartó una amnistía para los guerrilleros del PKK y la excarcelación de Öcalan para que cumpla condena en arresto domiciliario. Una de las principales reivindicaciones de los negociadores del PKK es la mejora de las condiciones de prisión de su líder. «Una amnistía general para que aquellos que han estado implicados en actividades terroristas está fuera de toda discusión. También lo está el arresto domiciliario» de Öcalan, zanjó.