Xabier Makazaga Investigador del terrorismo de Estado
¿Condecoraciones de guerra sucia?
Sobraban las razones para sospechar que el comisario Escudero estuvo estrechamente vinculado con la guerra sucia y haberlo llamado a declarar sobre la desaparición de «Pertur»
El dirigente de ETA (pm) Eduardo Moreno Bergaretxe Pertur desapareció en Iparralde, cerca de la muga, el 23 de julio de 1976, y su organización denunció que ese mismo día y hacia la misma hora, tres inspectores de la temible BPS franquista se encontraban en un Seat 850 blanco muy cerca de donde desapareció.
Uno de esos policías, José María Escudero Tejada, tuvo estrechos vínculos con dos conocidos torturadores franquistas, el comisario Conesa y Billy el Niño, y dio mucho de qué hablar hasta que se jubiló siendo presidente del Sindicato de Comisarios de Policía.
Nunca salió a colación, sin embargo, un significativo dato respecto a él: según el BOE del 22 de septiembre de 1976, dos meses después de la desaparición de Pertur, recibió la Cruz al Mérito Policial junto con Francisco Álvarez Sánchez, más tarde archiconocido como GALvarez. Sí, el mismo que se responsabilizó del frustrado intento de secuestro de otro dirigente de ETA (pm), Joxe Mari Larretxea, y fue condenado e indultado por el secuestro del ciudadano francés Segundo Marey, al que confundieron con otro responsable de ETA.
Resulta obvio lo que hubiese sucedido tanto a Larretxea como a ese otro responsable de ETA si sus secuestros no se hubieran frustrado. Les esperaba el mismo calvario y el terrible final que a Lasa y Zabala, por supuesto. Los torturarían hasta arrancarles todo cuanto supieran, y después desaparecerían como Pertur. Recuérdese que ambos policías condecorados ocuparon en el Ministerio del Interior puestos de suma relevancia, siendo ya comisarios, durante los años en que los GAL asesinaron a 27 personas. Escudero fue jefe de la Brigada Central de Información encargada de la lucha «antiterrorista» que coordinaba GALvarez como jefe del Gabinete de Información y Operaciones Especiales.
El jefe de ambos en esa época era Jesús Martínez Torres, otro conocido torturador franquista que nada más ganar el PSOE las elecciones en 1982 fue ascendido a Comisario General de Información responsable de la lucha «antiterrorista», y como tal estuvo imputado por los crímenes de los GAL. Escudero también compartió una condecoración con él. Exactamente el día de la patrona de la Guardia Civil en 1984. Fue una Cruz de la Orden del Mérito de dicho Cuerpo concedida ese día tan solo a cuatro policías, tres comisarios y un inspector. Y resulta que el inspector era el GALoso Amedo. Sí, el que terminaría por tirar de la manta en el caso del secuestro de Segundo Marey, lo que llevaría a la cárcel hasta que fueron indultados a Sancristóbal, Barrionuevo, Vera y cía. Muy significativo, ¿no?
Encima, ese mismo día de El Pilar fueron también condecorados el entonces jefe del cuartel de Intxaurrondo, Galindo, y más de una docena de sus hombres de máxima confianza. Entre ellos, Goli Domínguez Tuda, que estaba procesado en dos casos de tortura. Más tarde fue condenado en ambos e indultado por partida doble. Y siguió y sigue destinado en Intxaurrondo.
Preguntado sobre el hecho de que se condecorara a procesados por torturas, el general Sáenz de Santamaría, Director General de la Guardia Civil, salió por peteneras respondiendo que «fueron propuestos para estas condecoraciones en febrero de 1984, con motivo de la desarticulación de un comando de ETA en Tolosa». Más le hubiese valido no abrir la boca, porque es sobradamente conocido que esas detenciones de Tolosa fueron practicadas sirviéndose de las informaciones que arrancaron bajo torturas a Lasa y Zabala antes de asesinarlos y enterrarlos en cal viva. Y que el operativo fue dirigido por otro condecorado ese día, el comandante Cándido Acedo, mano derecha del general Cassinello y gran amigo de Galindo.
Acedo simultaneó en 1975 el mando operativo de la infiltración de Mikel Lejarza Lobo, que se saldó con la muerte de tres militantes de ETA en Madrid y Barcelona, con el de una operación de guerra sucia, que se saldó con la muerte de uno de los mercenarios que intentaban colocar una bomba-lapa en Miarritze en el coche de Josu Urrutikoetxea.
Aunque nunca fue imputado en relación con la guerra sucia, Cándido Acedo sí que tuvo que declarar respecto a los GAL en la Audiencia Nacional. El comisario Escudero ni eso, pese a que razones no faltaron para ello ni antes ni después de su ascensión a la jefatura de la Brigada Central de Información.
Por ejemplo, el que poco después de ser ascendido, en marzo de 1983, participara en Madrid en una reunión muy especial con el ultraderechista Herbert Quinde y un alto oficial de la Gendarmería francesa. Una reunión en la que «se comentaron los errores cometidos por el Batallón Vasco Español (BVE) y se estudió la necesidad de profesionalizar la `guerra sucia' contra ETA», y en la que «Quinde se comprometió a facilitar el contacto con professional killers». Así lo señalaron los periodistas Miralles y Arqués en su libro «Amedo: el Estado contra ETA», donde precisaron que en dicha reunión también participó Martínez Torres, con el que Escudero compartió condecoración de la Guardia Civil junto con Amedo, Galindo, Acedo y cía.
El 6 de agosto de 1995 los periodistas Rubio y Cerdán afirmaron en «El Mundo» que fuentes policiales confirmaban todos esos datos y que «en esa reunión hablaron de poner en marcha una dinámica de `ajuste de cuentas' y de combatir a ETA con sus mismas armas».
Como se ve, sobraban las razones para sospechar que el comisario Escudero estuvo estrechamente vinculado con la guerra sucia y haberlo llamado a declarar sobre la desaparición de Pertur, pero la investigación del caso se cerró hace poco sin tan siquiera mencionar el importante dato de los ocupantes del Seat 850 blanco que he apuntado al comienzo. ¿Por qué? Prefiero reservarme la respuesta. Por si las moscas.