La marcha en el pasado mercado veraniego de futbolistas determinantes de cara al marco contrario -Raúl García, Nekounam o Ibrahima- la está pagando muy cara Osasuna, habiendo firmado una primera vuelta muy floja en cuanto a puntos y juego. Los datos son muy similares a los de la 2008-09 -José Antonio Camacho firmó entonces 13-, por lo que la escuadra navarra deberá volver a cuajar un notable segundo giro si quiere salvar la categoría.

Pese a que una de las diferencias con respecto a aquella campaña es que hay muchos más equipos implicados en la zona baja, lo cierto es que el conjunto rojillo, que ha navegado casi todo este primer tramo en puestos de descenso, no ha dado con la tecla, entre otras razones porque los sustitutos de los nombres mencionados no han estado a la misma altura en cuanto a rendimiento y eficacia.

Osasuna, una vez más, tuvo que volver a reinventarse y acomodarse de modo coherente a los nuevos tiempos económicos, a diferencia de otros rivales que todavía siguen pensando que viven en época de vacas gordas y a los que la nueva normativa de la UEFA de 2014 les puede pasar factura. Precisamente por ello, el esfuerzo de la entidad rojilla se debe redoblar para mantenerse en la máxima categoría, pensando en que en un futuro a corto plazo se va a encontrar en mejores condiciones estructurales que otros adversarios.

Enorme lastre casero

Falta de gol y raquítico bagaje casero. Esos han sido los dos pecados capitales del cuadro navarro en estas primeras diecinueve jornadas ligueras. Los de Mendilibar son el equipo, junto al Granada, menos goleador de la categoría -14 dianas-, a menos de una por partido. Solo les libra de tener una peor puntuación total el hecho de que han compensado su escaso poder anotador con un mejor rendimiento defensivo. Un dato interesante sobre el que los rojillos deben asentar la remontada en el tramo competitivo que resta es que han encajado ahora mismo tantos goles como el destacado líder Barcelona.

Pero si algo ha lastrado a Osasuna son las actuaciones caseras de la presente temporada, las peores de su historia. La escuadra navarra ha sido un equipo desconocido en propio feudo, sin la garra con la que solía atenazar a los rivales y muy timorato a hacerse con el mando de los partidos, dejando en muchas ocasiones la iniciativa al adversario, que ha conseguido llevarse el gato al agua.

De la decena de encuentros disputados hasta ahora en El Sadar, únicamente en dos ocasiones -ante el Levante en una goleada engañosa y contra el Rayo en un encuentro en el que los vallecanos merecieron más- los anfitriones han podidos quedarse con los tres puntos. Un balance peligrosamente escaso para lo que suele ser la trayectoria local de Osasuna y que puede poner en serio riesgo su permanencia si no varía la dinámica.