El despacho de Andonis Samaras, en la segunda planta de la sede central del derechista Nueva Democracia, en Atenas, fue atacado en la madrugada de ayer por desconocidos que dispararon nueve tiros con dos fusiles kalashnikov, atentado que el Gobierno griego considera una preocupante escalada de violencia y que ha llevado a la Policía a temer un resurgimiento de la actividad de la organización anarquista Lucha Revolucionaria o la aparición de un grupo nuevo de características similares.

Tras varios ataques con bombas de fabricación casera contra periodistas y locales de partidos políticos, en la madrugada de ayer se utilizaron por primera vez armas de fuego.

Según informó el ministro de Orden Público, Nikos Dendias, alrededor de las 03.00 dos personas efectuaron nueve disparos contra la segunda planta del edificio que alberga la sede de Nueva Democracia, donde se encuentra el despacho de Samaras. Fuentes de la Policía confirmaron a Efe que un proyectil fue hallado en el despacho que, según las autoridades, ya no utiliza y otro en el tejado del edificio.

Esta nueva ola de ataques se desencadenó tras el desalojo de Villa Amalia, una vivienda ocupada desde hace veinte años por grupos anarquistas, y la detención de 100 personas, pero tiene lugar en medio del ahogo de la ciudadanía debido a las medidas de austeridad aplicadas por la coalición de Gobierno que lidera Samaras.

Estos incidentes han provocado un ambiente de tensión entre el Gobierno y el principal partido de la oposición, el izquierdista Syriza. Si bien tanto la Policía como los partidos apuntan a organizaciones anarquistas como las responsables de esta ola de violencia -aunque varios de los ataques han sido reivindicados por un grupo llamado Minoría Combatiente-, Nueva Democracia y Pasos critican sobre todo a Syriza, a la que reprochan no distanciarse lo necesario de los anarquistas y alimentar «el clima antisistema», reproches que Syriza rechaza y que, según denuncia, «crean un clima de guerra civil».

En medio de este ambiente de tensión, no faltan quienes ven en estos hechos un provocación de la ultraderecha para desestabilizar aún más el país, como es el caso del diputado de Syriza Manolis Glezos, que imputó los ataques a grupos paramilitares de derecha, cuya existencia negó rotundamente Dendias.

La Policía señaló que el modus operandi del atentado recuerda a Lucha Revolucionaria, grupo activo desde 2003, pero apuntó que «podría ser un grupo totalmente nuevo o una organización con forma y estructura similares».